lunes, 22 de septiembre de 2008

Los días dificiles.


Disconforme con el gobierno, con el sistema, con mi corte de pelo nuevo y obligado, con mi ropa de cura recién expulsado del seminario, con la infinidad de mis tics nerviosos, con el polvo que cubre mis libros, con el tipo que no encuentra en la biblioteca un texto de diplomacia y le grita a sus compañeros; disconforme con todo, todo, todo, todo, todo.
He leído la obra de hombres que se sacaron las entrañas en pleno viaje de la vida por algo verdadero, pues "el mundo ya no importa si uno no tiene fuerzas para seguir eligiendo algo verdadero, si se ordena como un cajón de la cómoda"(Cortázar).

¡Quiero algo verdadero!

Veinticuatro años y aun aquí, como uno de esos muñecos rusos, escondido en un huevo de oro. Me prometo cada día tener paciencia y esperar el momento justo, -ese día pronto vendrá- me repito- ya casi lo tienes. Pero yo quiero el ahora.
Quiero el ahora, el ahora como Artaud entre taraumaras, como Miller muerto y resucitado tres segundos después en el océano, como Desnos recitando sueños y poemas en algún lugar entre París y ninguna parte, como el Ché en mitad de los Andes, como los situacionistas en la noche del mundo declarando "la imaginación al poder", como Breton en la cima de la pirámide azteca, en fin, como los "que fueron expulsados de las academias por locos y por publicar odas obscenas en las ventanas de la calavera" (Gisnberg) pero no fueron destruidos, NO .
Vivir, vivir, vivir y no estar sentado como en la foto de arriba, con los ojos hinchados de no soñar, tomando café mientras escucho música en la sala de mi casa.


¡Hay que hacer estallar en mil pedazos el mundo si es necesario!

6 comentarios:

Luna dijo...

El hecho de que tengas la valse d'Amelie como "banda sonora" me ha hecho pararme a leerte.

[[Disconforme con el gobierno, con el sistema, con mi corte de pelo nuevo y obligado, con mi ropa de cura recién expulsado del seminario, con la infinidad de mis tics nerviosos, con el polvo que cubre mis libros, con el tipo que no encuentra en la biblioteca un texto de diplomacia y le grita a sus compañeros; disconforme con todo, todo, todo, todo, todo.
He leído la obra de hombres que se sacaron las entrañas en pleno viaje de la vida por algo verdadero, pues "el mundo ya no importa si uno no tiene fuerzas para seguir eligiendo algo verdadero, si se ordena como un cajón de la cómoda"(Cortázar).

¡Quiero algo verdadero!]]



Es jodidamente bonita, esta parte =).

Saludos!

Manuel dijo...

Parece que el grupo de lectores de este blog va creciendo. ¡Bienvenida!

marcela dijo...

La verdad es admirable lo que vos hiciste, estudiar una carrera (y peor derecho!) y después conservar suficientes ganas de vivir y empezar otra cosa. Honestamente yo he sido la atacante #1 de la unah, pero últimamente he aprendido a apreciar la oportunidad que tenemos de estar allí. Sé que no es un lugar perfecto, pero recibimos mucho por 270 lempiras míseros, recibimos mucho más que la gente que va a universidades privadas y que continúan con sus mentalidades cerradas y sobreprotegidas porque siguen igual que en el colegio. Yo puedo decir que recibí la educación que quise porque no responsabilicé a mis maestros por lo que aprendí y aún así he tenido la oportunidad de conocer a grandes personas.
En el caso de medicina de la católica es aún peor, porque los que estudian allí la mayoría no han podido sobrevivir en la unah, y todavía tienen el descaro de querer desprestigiarla.
Ahhhhh, me lo tomo muy personal yo sé, pero me da gusto saber que hay alguien igual de indignado q yo.

(y sos tan parecido a un compañero que tuve en mi colegio!)

Muchos abrazos!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Suny dijo...

Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos
defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias
defender la alegía como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres
defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y de la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa
defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.

Suny dijo...

pS. Se me olvidó: Mario Benedetti.

Eu dijo...

Somos un pueblo de sordos, lo que nos queda ahora es escucharnos...
Ps: Ahora, habla para que yo te conozca