jueves, 9 de octubre de 2008

Correr y vivir.

Antoine Doinel corría hacia cosas más grandes que él mismo, dice una canción llamada "L'amour en fuite" de la banda sonora de la misma película. No sé por qué no me había dado cuenta de esa necesidad que había perdido desde la adolescencia: Salir corriendo hacia ningún lugar. Un psicólogo relacionó mi sentimiento con una profunda depresión; para mí sólo era el reflejo de un objetivo no satisfecho, es decir, vivir.
Ayer, no pude evitarlo, comencé a correr y sentí cierta vitalidad que había perdido, estallé en risa ante el cansancio y el ahogo, una especie de libertad. Recordé todo esto al mirar el vídeo de presentación de Nocilla Experience, por pura coincidencia, ese mismo día en el blog de Darío y leer:

Tampoco nadie sabe por qué corremos por mapas secretos y cortamos el aire.
Correr hacia Saigón(...) Saigón, mierda aun sigo solo en Saigón.

Sí, "Solo" esa es la palabra. Solo; pero corriendo hacia algún lugar y por tanto vivo. Aunque a veces me pregunte por qué me engaño diciéndome "vivo".

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