miércoles, 5 de noviembre de 2008

El extraño caso del Doctor Manuel y el señor Manuel.

Desde hace varios días, ya cuatro personas me han dicho que miran una persona idéntica a mí allí por el café del 4B y cuando alguien me lo repite no puedo evitar preguntarme ¿Quién será este sujeto? ¿Vivirá de la misma forma? es obvio que si se viste igual por lo menos estamos de acuerdo en que es hasta cierto grado conservador, por lo menos en apariencia.

Ya sé que parece el argumento de la novela de Saramago, que juro no he leído aun, pero no puedo evitar preguntarme, en parte por imaginería y quizás también el hastío por todo que me ha invadido, ¿y si este sujeto fuera mi opuesto? ¿y si el hubiera elegido otro camino distinto al mío? No puedo imaginármelo estudiando Derecho, sería demasiado obvio, pienso mejor que estudio otra cosa como Relaciones Internaciones, quizás está en la U.N.A.H porque siempre le gustó el ambiente o por estar sacando un Doctorado o maestría, quizás la de Ciencias Políticas, ¿seguirá leyendo? sí, aunque no mucho, y lo peor es que como trabaja con un sueldo pagado por el gobierno (al que yo odio) puede comprar toda cantidad de libros; aunque lo más probable es que nunca tuvo esas experiencias que lo llevaron a decir ( o a cometer el error como creen muchos conocidos míos) "Mi vida es lo literario", vive en un apartamento el solo, de vez en cuando sale a caminar por la ciudad sin preguntarse nada, con la mente en blanco, en busca de un coctel o una fiesta a la que colarse; es más probable que nunca se cuestione sobre la existencia o el amor y se baste con la muchacha que llega a dormir a su apartamento algunas veces por semana, con visitar a un hijo y con el hecho de que nunca creó un lazo fundamental con nadie como pensó en su juventud. Él, seguramente, salió de una crisis alcohólica o dejó el cigarro y cuando va al café del 4B pide té de manzanilla. No se complica la vida demasiado el otro Manuel ¿ verdad? hasta ese día en que un compañero de trabajo, al que tiene cuatro años de conocer, le dijo:

-Ayer miré un tipo igual a usted en un café de la universidad donde fui a traer a mi hija, eran tan parecidos que pensé en saludarlo; pero preferí no hacerlo.

A los que contesta con un árido ¿SÍ?.

Esa noche comenzó a pensar en cómo sería su vida si hubiera elegido todo lo contrario; tuvo la leve necesidad de escrbirlo en un papel, pero lo olvidó rápidamente, porque nunca escribiría nada.

1 comentario:

marcela dijo...

De verdad que tenés que leer ese libro de Saramago. ¡Qué raro tener a un doble caminando por allí! Yo a lo más que he llegado es que me digan que me parezco a Uma Thurman y eso ha logrado mantener mi autoestima a flote. :P