martes, 12 de mayo de 2009

12-05-06

Encontré un poemario en el cual tras cada poema había una hoja en blanco con las palabras "Para el lector", como no tenía dinero no lo compré. Dejé el libro entre otro montón. Luego, esa página en blanco desató una reacción en cadena que me llevó a miles de reflexiones que pensaba postear. Pero no, no pienso llenar este blog con tres páginas y media de cuestionamientos, quejas y raquitismo existencial que me viene de vez en cuando.

De todo lo que se me cruzó por la mente sólo puedo decir que hace cinco años nada de eso me importaba. De hecho, hace cinco años estudiaba en la facultad de Derecho, no consideraba la escritura, leía Adiós a las armas y mis planes eran conseguir un trabajo, continuar con mi vida y hacer lo que todos hacen con ella ¿Qué pasó? es la única pregunta válida. Ahora que recuerdo ese tiempo es como si hubiera estado dormido. No es que intente excusarme, pero yo me siento cada día peor por mi situación y los epítetos no se hacen esperar entre los que me conocen o creen conocerme. Una sensación de insatisfacción me circunda; pero no me arrepiento de nada, los últimos dos años con sus altas y sus bajas han sido de los mejor que me ha pasado.

Todo esto me llevó a preguntarme ¿Qué hice hoy por mi vida? he leído Fausto, he tomado mucho café, he revisado algunos textos y he vuelto a ver El elogio del amor, la película con las imágenes más sugerentes para mí (después de nostalghia). En uno de sus fotogramas puedo verme: Soy ese hombre que camina al lado de los rieles leyendo un libro, sin fijarse en nada más, y no sabemos si espera sólo encontrar al tren para iniciar su viaje o quiere saltar frente a él para suicidarse.

2 comentarios:

Ludwing Varela dijo...

Para lanzarse, para lanzarse!!! El ya esta cansado de viajar.

Manuel dijo...

Creeme, a veces pienso lo mismo.