sábado, 21 de noviembre de 2009

Estudiar Derecho (1)

Como ya había prometido, hablaré sobre mis razones para no estudiar Derecho en mi blog y las razones para estudiar letras en el blog de la carrera. Han pasado muchos años desde que me gradué de esta licenciatura y en un principio, cuando tomé conciencia de mi error, asumí que había sido el peor de mi vida lo cual me llevó a una espiral de decepción sobre lo que sería mi vida personal; pero el paso del tiempo todo lo cura y ahora puedo reflexionar menos visceralmente que en ese entonces: Inicié a estudiar derecho debido a un gran interés por las ciencias políticas y terminé derecho porque de algo tenía que vivir. Esta serie de reflexiones las presentaré en dos entregas en este blog, en parte porque son muy largas. Puedo dividir mi experiencia en derecho en tres etapas:

• La primera Etapa:Ilusiones

Esta parte fue la más satisfactoria, comencé llevando clases en donde nos enseñaban el basamento teórico del derecho. Ciencias Políticas, Sociología, Introducción al Derecho, Teoría general del estado, Derecho Constitucional, etc. Leímos a los padres de la política (desde Aristóteles a Marx), estudia el origen del Derecho actual ( el derecho romano y las fuentes del derecho) y al estado (Formación, historia, constituciones). Las clases eran generales, así que ya se imaginarán las clases de problemas por aulas, secciones o sillas que debía hacer. Pero aun con ciertos problemas, fue aquí donde me dije “Esta es la razón por la cual estudié Derecho”, pero desconocía lo que vendría.

• Segunda Etapa: Infierno (digamos que todos los círculos en uno sólo)

Esta segunda etapa, en mi experiencia personal, la puedo catalogar como de desengaño y decepción, desde ella comenzó mi calvario para darme cuenta que el derecho no sería el estudio que me llenaría en la vida. Las clases comenzaron a ser más textuales y uno conoce a los peores maestros, además de darse cuenta de las “suciedades” de la facultad. Técnicamente las clases que uno llevaba en esta parte eran sobre la legislación nacional: Derecho civil penal, laboral, administrativo, mercantil, etc. Las clases tenían alrededor de 200 alumnos por sección, las recibíamos en aulas o auditorios donde apenas cabíamos y debíamos seguir cargando nuestra silla siempre

El primer presagio de lo que esta etapa sería fue mi visita al congreso. Llegamos muy temprano y entramos para mirar cómo se aprobaba una ley, un diputado levantó la mano para exponer un proyecto a favor de que se aplicara la pena de muerte; mientras ese hombre hablaba, los demás diputados lo que menos hacían era escucharlo y cuando llegó el momento la votación, miré a muchos de los que eran mis profesores levantar la mano para votar aun en plena plática y sin siquiera voltear a ver qué era lo que se estaba aprobando o desaprobando.

La mayoría de maestros que tuve en ese tiempo se limitaban a tomar el código, abrirlo y leer desde un artículo a otro, sólo deteniéndose para preguntar -¿Hay dudas? ¿No? Entonces continuemos- tuve la terrible experiencia de llevar clases con el actual presidente del congreso quien nos hizo comprar un libro de introducción al derecho procesal, nos dijo que leyéramos el libro y sólo llegaba a ponernos un examen al siguiente mes. En una clase de derecho civil IV un candidato al Colegio de Abogados nos obligó a comprar un texto que el mismo vendía sobre derecho civil y que no era más que el resumen que yo podría haber hecho, además de eso “solicitó” que fuéramos a votar en las elecciones estudiantiles para la AED (Asociación de estudiantes de derecho) y “recomendó” por quien debíamos votar, a pesar de que sólo había un candidato (así es la democracia en derecho) lo que además de asegurarnos un buen presidente nos daría unos puntos extras. Pasadas las elecciones, Levantó una lista de quienes lo habían hecho y quienes no. Él colocaba un tipo de examen distinto a cada grupo de estudiantes, misteriosamente a los que no fuimos a votar nos costó más pasar el examen que a los que sí fueron. Pero no todo era malo, de vez en cuando uno encontraba un profesor que valía la pena. Recuerdo a cierta abogada de Derecho Civil 3 que, en vez de colocarnos un examen sobre los artículos del código civil, nos presentaba en el examen un caso y las posibles soluciones que en base a la ley le daríamos. Había profesores que eran unos completos léperos, por ejemplo aquel de Derecho Agrario que si a una muchacha le faltaban unos cuantos puntos para pasar les pedía “un besito”, cuando una compañera iba a pedir su nota, siempre llevaba a su hija con ella; porque intuían que si el tipo miraba a la niña, ese degenerado no se atrevería a pedirle nada.

En cuanto a política, la facultad de Derecho es una pequeña representación de nuestros políticos: Había que tener cuidado con mostrar tendencias de izquierda, pues la mayoría de los profesores profesaban una derecha a ultranza, entre sus apelativos para lo que lo hacíamos estaban: Congelados, ñangarozos, cabezas calientes, etc. apelativos que repetían cada vez que podían en clases ( allí la razón de que en vez de la facultad de Derecho, ahora le llamemos la facultad de “Derecha”) Todavía me resulta trágico que en esa facultad lo que menos se respetara fuera la democracia y sobre lo de la elección del Decano tengo el recuerdo imborrable: Cuando este se había lanzado como único candidato, un muchacho se levantó para recriminarle la falta de democracia en la facultad, ese muchacho era Armando y si no me falla la memoria cuando alguien le pregunta por lo qué pasó después, él sólo responde -Pues ahora estudio psicología.-

Esta etapa se termina con las clases de práctica procesal, en donde nos hacían aprendernos de memoria todos los escritos que se supone deberíamos, algún día, presentar en el juzgado. Un profesor calvo y de grueso bigote nos instruía sobre el proceso, que era la única parte interesante ya que memorizar semejantes mamotretos de nos sé cuantas páginas me dejaba exhausto. Lo más chistoso y trágico es que hubiera sido más fácil y agradable de aprender si, en vez de pedirnos los textos al dedillo, nos hubiera enseñado un poco de retórica jurídica; clase que no sé por qué no se incluye en el pensum de Derecho, debido a que es tan fundamental para entender la estructura y la elaboración de un escrito legal.

Me faltaban sólo 10 clases y ya para este momento había caído lo más bajo que se podía, estaba tan decepcionado que no me importó perder la clase de Derecho mercantil 2, había estado en el taller de literatura de la UNAH, mis lecturas ocupaban cada vez más tiempo y llevaba la clase de cine. Todas estas experiencias me sirvieron para tomar la decisión de entrar a letras en cuanto terminara derecho.

Continuará...

2 comentarios:

marcela dijo...

O.O : así estuve todo el tiempo que leí esto. Secciones de 200 alumnos?? Pedir "besitos" para pasar la clase??

Ahora entiendo muchas cosas Manuel, qué cosa más terrible. Me alegra mucho saber que has dejado todo eso atrás.

Manuel dijo...

Me gustaría pensar que esa sólo fue mi experiencia, ojalá que de seguro hayan algunos a los que les resultó satisfacctorio estudiar Derecho; porque tuvieron la suerte de tener buenos maestros. Resulta que a veces me pregunto también si el caer con esa clase de profesores no fue acaso simple mala fortuna, ya que en esa facultad se abrían más de 10 secciones por semestre y yo siempre iba a dar con semejantes leperos.
Ahora, tengo entendido qe se ha reducido el número de alumnos porque deben hcer dos exámenes de admisión y se convirtió en una de las carreras más largas, pero, aun así, sigo creyendo que las cosas sólo habrán cambiado un poco.

Falta la parte buena de la historia (XD), no todo fue malo, así que espera que aquí aparece el martes o el miércoles.