lunes, 23 de noviembre de 2009

Estudiar Derecho (2)

Y continúo con mis reflexiones sobre la experiencia en derecho…

• Tercera etapa: Reconciliación y purgatorio

Tardíamente terminé de reconciliarme con la carrera de Derecho. Esta etapa inicia cuando por fin elegimos nuestra orientación, antes en derecho existían diversas orientaciones en las que cada estudiante elegía especializarse: Derecho Internacional, Derecho Administrativo, Derecho Laboral, Derecho penal, Derecho Administrativo y, si mal no recuerdo, también Derecho de Familia. Yo elegí Derecho internacional, en otras orientaciones tenía muchos peros como para optar por ellas y en especial por Derecho penal (¡!) que después de Derecho internacional era en la que menos alumnos había (mmm… ¿Por qué será?) Las secciones en mi orientación eran muy pequeñas, en la que más había eran de 20 alumnos, eso hacía agradables las clases y en parte me ayudó a reconciliarme con mi carrera. Nosotros estudiábamos: Los organismos internacionales, la integración de Centroamérica, el proceso de la unión europea, los tratados internacionales, el derecho diplomático y llevábamos una segunda clase de ciencias políticas.

Me llamaba la atención derecho internacional porque era una pequeña ensalada de todas las cosas; además de estudiar gruesos tratados internacionales debíamos saber de historia para determinar el porqué de determinada situación internacional o los avances y retrocesos del Derecho de integración, en Derecho diplomático, por ejemplo, aprendimos desde cómo redactar una carta a un presidente o rey hasta cómo se debía comportar, comer y hablar en una en una reunión diplomática y de hecho la parte final de la clase era una cena con un embajador; aunque aclaro que no recuerdo mucho de lo que me enseñaron , pero por allí tengo mis apuntes de cómo salir airoso en una mesa con seis tipos de cubiertos y con el pan a la izquierda.

La parte mala del Derecho Internacional es que en nuestro país no existe una academia, con ello me refiero a que la carrera de diplomático no está especializada y de allí es que resulta que muchos sujetos colocados por cuestiones políticas vayan a dejar en vergüenza a nuestro país en diversas ocasiones (obviaré contar del general que le dio un beso a la reina de España o del que se orinó en una palmera de la casa blanca); esta era una de las razones para que no hubieran muchos alumnos. En países como Perú, para no ir tan lejos, aquellos que deseen estar en el cuerpo diplomático deben tener una maestría en Derecho diplomático de la academia de Lima, dos personas con parentesco no pueden estar en la misma misión o cierta cantidad de personas de la misma familia no pueden ser diplomáticos; los puestos son obtenidos en base a un sistema de escalafón y el gobierno sólo puede nombrar al 30% de los embajadores en base a cuestiones políticas; el resto los selecciona la academia. Pero en Honduras para estar en el máximo escalafón sólo se necesita la nota de un prominente polítiquero.

En este momento, cómo para que no nos olvidemos de la miseria humana, llega la hora de hacer la práctica pública, que se realiza en el consultorio jurídico gratuito. No olvidaré jamás el día que nos dieron la charla introductoria a la práctica y nos dijeron quienes eran nuestros coordinadores o encargados de firmar, porque cómo no éramos Abogados nuestros documentos los debía firmar alguien que sí lo fuera y así tuvieran validez legal. La charla era en una iglesia evangélica, la daba un abogado bajito y pedante que nos dijo: -No se extiendan en los escritos, sean concretos que lo único que importa en el derecho es el proceso y nada más, no ocupamos poetas, si se las quieren tirar de escritores váyanse a letras.- Me pareció de los más irónico que pusieran a hablar al tipo ese y que dijera justamente eso (¿de dónde lo sacaron?) Como había llegado tarde, me tocó preguntarle quién era el abogado que sería mi coordinador y sólo me respondió que él ya lo había dicho, que si yo no lo había escuchadol no le importaba porque no era su problema.... resulto ser él, por suerte nunca tuve que verlo personalmente ya que sólo se limitaba a firmar.

Inicié en la jornada de la tarde, debía estar dos horas todos los días en un edificio donde apenas cabíamos. A mí me toco el profesor más estricto como supervisor, muchas veces nos daba regañadas o nos atacaba con su sarcasmo si cometíamos un error; siempre decía que prefería hacerlo él a que lo hiciera un simple archivero de la corte. Debo aclarar que a pesar de su trato áspero, con él aprendí más de lo que hubiera aprendido con alguien a quien sólo le interesara que nosotros cumpliéramos nuestras doscientas horas y es que él que no tuviera tres sentencias firmes no salía de ese consultorio. Para obtener un caso debíamos estar en el corredor del edificio y tratar de “capturar” a cada persona que llegase para que fuéramos nosotros los elegidos por ellos para resolverle sus problemas legales. En realidad los casos eran de personas de áreas marginales y de tipo familiar, agrario o de trámites administrativos; muchos de ellos resultaban chistosos, como el caso del tipo a quien demandé por alimentos y toda su familia llegó a asegurarme que él era un buen muchacho y que la mujer que lo demandaba no era más que una cualquiera que había engatusado a su muchachito, y también fue muy contradictorio el hecho de que toda pareja a la que le debía tramitar un divorcio terminaban reconciliadas o retiraban la demanda, claro que todo mundo feliz por eso, menos yo que no veía como obtendría mis tres sentencias firmes si mi casos seguían siempre ese camino (Ya sé que es egoísta y cruel, pero es la verdad) además de que no faltaba quien me molestaba con que yo tenía un efecto reconciliatorio en los futuros divorciados (XD).

Tuve que estar más allá de las 200 horas en mi práctica, la suerte no me acompañaba y en el Registro Nacional de las Personas cometieron tres veces el mismo error en el inscripción de una persona fallecida en el extranjero, después de lo cual enviaban de regreso el documento y debía hacerse de nuevo el trámite; ello que me valió no graduarme ese año y cuando por fin mi supervisor notó que llevaba demasiado tiempo me absolvió de las tres sentencias ¿Y en cuanto al caso? pues yo entregué mi informe y se supone que se lo debían dar a otro pasante, aunque no sé si continuaron con el caso.

Después vino la práctica privada, 600 horas en que se debía trabajar en una institución. Yo seleccioné el Ministerio de Relaciones Exteriores. Gracias a una recomendación fui a parar a la sección de tratados, me tocaba prestar información sobre tratados suscritos por Honduras a las personas que lo solicitaran, ayudar a redactar dictámenes sobre los tratados a suscribir y responder la correspondencia; trabajos que realicé con poco interés y esfuerzo para ser sincero. En las horas libres prefería subir a la terraza a leer y me sentía desesperado por entrar a letras a tal grado que me quedaba trabajando horas extras todos los días. Aunque las personas de la oficina eran muy agradables, los días se fueron muy lentamente y finalmente terminé dándome cuenta que había laborado 40 horas de más. Presenté mi informe y todo se acabó o eso creía porque hacía falta el taller de la monografía.

Creí que había terminado, pero no; ese año había sustituido la elaboración de una tesis por un curso de investigación jurídica. Al principio me resultó difícil encontrar un grupo para mi trabajo, porque era el único de la orientación internacional; pero elaboré un proyecto de investigación sobre el tratado de libre comercio con otras tres compañeras de la orientación mercantil y todos felices. Llevaba mi clase en el edificio viejo que está a la par de Odontología, mientras cursaba esa clase se me hacía tortuoso que mi aula quedara justo en un punto donde se podía mirar, a lo lejos, la carrera de letras y entre ellos estaba ese extraño barranco al que da el jardín botánico de enfrente del edificio CB. Terminé todo y finalmente presente mi trabajo.

El trámite de graduación fue engorroso a más no poder. Nuestra facultad, en vez de que hiciéramos trabajos manuales, nos pedía una “contribución monetaria” que serviría para reparar algo del edifico. A nosotros nos tocó los baños. Después creo que los siguientes pasos fueron los mismos de todos los estudiantes.

Para concluir debo decir que no puedo quejarme de que esta carrera no me haya servido o no me servirá, (¿cuántos podrán decir en el futuro que tienen dos carreras?) pero en definitiva no es algo que me veo ejerciendo dentro de tres años cuando salga de la carrera de letras. Si alguien revisara mi C.V. constatará que la mayor parte de los cursos se inclinan por Letras y la actividad laboral por Derecho, lo cual dice mucho de mis preferencias a futuro. Ian me preguntó hace un tiempo sobre ¿Qué se sentía estudiar derecho en un país donde las leyes importan muy poco? - bueno- le dije- deberías notar que ahora estoy estudiando letras y creo que eso explica muchas cosas.- Finalmente, los dejo con algo de los Simpsons…

5 comentarios:

Nelson Ordóñez dijo...

ja! ja! ja! Nunca había leído entradas tan largas en un blog... soy de la idea de poner entradas cortas en los blogs... me gustó el video de los simpsons... Muy interesante tu vivencia, deberías de escribir una novela corta sobre todo eso, hay material. Y me identifico con lo que contás porque yo estudié ingeniería industrial y de sistemas. Aunque te confieso que ahora no la detesto tanto. En su momento sí, aunque no con la virulencia que vos tenés por derecho. Y un último consejo, que yo lo he sentido con los años: no desperdiciés ese título. Letras es tu vocación, pero también hay que comer de algo... no dejés que se te "venza" ese título, pensá en alguna manera de tenerlo en uso que no te interfiera demasiado con letras... yo dejé "enfríar" mi título y hay veces que me arrepiento.

Saludos

marcela dijo...

Muy buenos los posts Manuel!!! Me mató de la risa tu efecto reconciliador en las parejas...

Tengo una pregunta, por la orientación que escogiste en la carrera, ¿quiere decir que yo no podría ir a hacerte consultas en caso de divorcio, no podría pedirte que me casaras? No tengo idea de cómo funciona eso :P

Manuel dijo...

Nelson: La verdad derecho es una carrera que no me gusta; pero trato de no desperdiciar mi título y obtener trabajos temporales. Sí, daría para escribir una novela toda la podredumbre de esos años en la facultad.

Marcela: Claro que podés consultarme y más si es por mi efecto en los futuros divorciados ¡ja,ja,ja,ja,ja! (aunque no llevo casos, porque no me he afiliado al CAH)En caso de divorcio, eso depende, te recomiendo que nunca te casés por bienes compartidos porque eso hace más largo el proceso de divorcio, lo que hacíamos en el consultorio jurídico era que si no tenían bienes compartidos; pues uno presentaba la demanda, cuyos puntos acordabamos previamente, y el otro simplemente se allanaba (aceptaba la culpabilidad)Todo ello con el fin de evitar el engorroso proceso del mutuo acuerdo.
Casarte no puedo XD porque el matrimonio sólo lo puede hacer un ministro de fe, en ese caso: un Notario, un alcalde o un juez (de paz, creo).

Luis dijo...

jajajaj Manuel, te comprendo como vos pertenecia a una carrera sobre valorada y sobresaturada, de hecho la mas saturada, donde hay clases esfecificamente disenadas para eliminar la mayor cantidad de gente, de hecho tienen el descaro de decirlo, ademas a mi me paso que me cambiaron el plan es decir los requisitos de un dia para otro, lo cual era y es totalmente ilegal. Y si te contara de todos esos doctores acosadores, a cada rato veias cartulinas de estudiantes acosadas, en donde se exponia el caso y el doctor acosador. Lo peor es que son los mismos y son reincidentes, ya condenados y todo, y siguen dando clases, bueno hay uno que de seguro conoces e incluso ha sido postulado en varias ocaciones para rector de la U: Victor Manuel Ramos. que dice que es escritor y para pasar la clase neuroanatomia tenes que comprar su poemario o un libro de cuentos llamado Acuario, ademas de el libro de neuroanatomia que hizo y no es mas que un plagio o ensalada mal hecha de los demas libros. Bueno seguramente es la unica forma que tiene de vender esos libros. Y por cierto si no me equivoco alguien ya se te adelanto con eso de la idea de hacer un libro sobre ese tema, creo que se llama "memorias de un joven estudiante de derecho" no creo que sea muy bueno, quizas vos podrias hacer algo mucho mejor.

Nelson Ordóñez dijo...

Escribilo usando abundante terminología de derecho mezclada con humor comprensible sólo por alguien interesado por la literatura.