sábado, 7 de noviembre de 2009

Legend of Zelda: Majora's Mask



Para bajar un poco las tenciones y después de malos pronósticos haré una revisión de una entrega de “La leyenda de Zelda” o simplemente “Zelda” (cómo así le decimos). Es un juego que de verdad me marcó en la adolescencia, pero nada más allá y de seguro se preguntarán el porqué; pues la razón es que su historia rara vez dista ser el simple “caballero rescata a joven princesa de las manos de malo maloso”; es decir hay un joven muchacho (a veces un niño) llamado Link o la reencarnación de este que debe rescatar a la princesa Zelda o su reencarnación de un mago-guerrero-tirano y con ínfulas de conquistador llamado Ganondorf o Ganon. Sí, ya sé que escucha repetitivo; pero así es y, cómo ven, esta historia no resulta nada original.

Las verdaderas innovaciones de Zelda están en su jugabilidad, dificultad, sonido y gráficas; nada más. El jugador debe descifrar una serie de laberintos, castillos y acertijos, obtener armamentos e interactuar con los pobladores y razas, superar diversas pruebas de habilidad y suerte hasta que todo eso lo lleve a la princesa o mejore sus capacidades. Raras veces sucede que esto opaque una historia tan ñoña como la antes mencionada. Si lo miramos a profundidad, cada secuela es un refrito de las de las consolas anteriores, así en Ocarina of time vemos cosas que quizás encontramos en A link to the past y así sucesivamente, hasta que cada una se va convirtiendo en un compendio de sus anteriores entregas con unos cuantos cambios en la trama.

Quizás con los párrafos anteriores me grajee muchas críticas, pero aun así para mí un juego es un balance perfecto entre sus diversos elementos y hay que reconocer que sólo una entrega de La leyenda de Zelda tiene estas características y es la que viene a reinventar en todo sentido esta franquicia: La leyenda de Zelda: Máscara de Majora. 



Este juego salió en el año 2000 (año del fin del mundo para muchos errados de ese entonces) y al principio se le conoció con el nombre de “Legend of Zelda: Gaiden” lo cual me parece muy justo; porque un Gaiden, en Japón, es una historia alterna a la principal. En Máscara de Majora no aparece la Princesa Zelda como personaje central (ni que fuera necesaria, la verdad, Link podría aparecer rescatando a Xina o a Shira y en nada cambiaría el juego) y se centra en las aventuras de Link después de derrotar a Gandondorf en su quicagesamilesmillonesicentésima reencarnación ( Les prometo a los amantes de Ocarina of time dejar mi sarcasmo un poquito).

Da la desgracia que en la consola de Nintendo 64 este título sólo se podía jugar si se tenía un Expansion pack, aditamento que servía para mejorar las capacidades del 64. Ya que a los 16 me era imposible comprarlo, tuvieron que pasar algunos años hasta que llegaron los emuladores de consolas para que pudiera jugarlo.

La historia, como ya dije, cambia totalmente: Utilizamos a Link, quien cabalgaba por el bosque cuando un Skullkid enmascarado (especie de duende y niño perdido) lo ataca, y, mientras está inconsciente, le coloca una máscara y le roba su ocarina. Lo que Link no sabe es que esa máscara tiene cualidades mágicas (maléficas, ya que no sabe quitársela) que hacen que su portador se convierta en el ser que ella representa.



Después de salir del lugar donde el Skullkid lo ha dejado, Link llega a un pueblo llamado Clocktown donde está por celebrarse el carnaval anual en honor al tiempo y un vendedor de máscaras le revela su situación; además del hecho de que el Skullkid le ha robado una máscara antiquísima de enormes poderes que incluso destruyó a sus creadores “La máscara de Majora”. Ambos hacen un trato: él enseñará a Link cómo quitarse el maleficio si logra detener al Skullkid y devolverle la máscara robada.

Después de unas cuantas aventuras iniciales descubrimos que la luna caerá sobre nosotros dentro de tres días y el responsable de todo ello es, claro está, Skullkid, quien de controlador pasa a ser controlado por la máscara de Majora. Después de una chusca batalla, obtenemos como aliada a una hada arrepentida de ayudar a Skullkid, recuperamos nuestra ocarina y gracias a la princesa Zelda (no se preocupen, es la única vez que aparece) nos damos cuenta que podemos viajar en el tiempo. Evidentemente, después de volver al primer día, el vendedor de máscaras devuelve a Link a la normalidad enseñándole una vieja tonada. Es aquí donde comienza lo interesante, deberemos liberar a los cuatro dioses de los puntos cardinales en menos de tres días (la verdad es que es más la tragedia que le ponen, porque uno puede regresar en el tiempo cuantas veces quiera) quienes para variar son los únicos que pueden detener a Skullkid y que se encuentran en sus templos.





En cuanto a jugabilidad, este título se enfoca mucho menos que los otros en los acertijos y más en la habilidad para pasar fases, pruebas y resolver misterios; los castillos, monstruos y laberintos son realmente inmensos; aunque sean sólo cuatro, son un trabajo realmente titánico y superarlos lleva más de cuatro horas cada uno si es que tienes experiencia.


Pero lo más interesante es que además de los ya comunes armamentos y pociones podrás buscar las 34 máscaras mágicas del juego que te revelarán historias alternas y otras que te ayudarán en tu camino a despertar a los cuatro dioses. El juego tiene un marcador de tiempo “virtual” y en él tienes tres días para completar tus tareas, aunque con el uso de la ocarina puedes regresar siempre al primer día. También hay ayudas que debes elegir prestar o no a los habitantes de Clocktown y en los cuáles el concepto del uso del tiempo es muy importante, pues habrán personas o cosas que sólo podrás obtener a ciertas horas; hay unos que incluso te llevarán los tres días completos en un entramado complejo de relaciones y misterios que deberás ir descifrando.


Las gráficas y el sonido siguen siendo casi las mismas que las de Ocarina of time, entrega anterior de la Leyenda de Zelda para nintendo 64, sin embargo con unas texturas muy mejoradas y escenarios más nítidos, así como más elaborados; por ejemplo se lleva mis aplausos la escena de “el jardín en la luna” por sus colores y claro simbolismo. La música no creo que supere a Ocarina of time (ya ven que no soy tan malo :P) pero tampoco puedo decir que es detestable. Todo esto hace de La máscara de Majora un título interesante y distinto, de probar sin siquiera dudarlo si tienes un emulador de nintendo 64 o eres de los suertudos que consiguieron un expansión pack.Finalmente hay cosas que no dejan de desconcertar como ese bailecito de Link que pueden ver...


Recientemente sacaron un nuevo episodio de esta saga y debo aclarar que no he probado Legend of zelda: Twiglihght princess, pero espero que se salga de la línea que su creador Shigeru Miyamoto había mantenido. Mientras tanto, los dejo con la publicidad de Máscara de Majora, que me parece fotocopia de la película Armagedón:

2 comentarios:

tyess dijo...

Noooo. Que ya me recordó que quiero jugar twilight princess, y no pueeedo.

Manuel dijo...

Yo tampoco he podido T.T