sábado, 24 de abril de 2010

Cervantes, Quijote, Barcelona...


Como estábamos estudiando el Quijote en clases, miramos un documental en el cual aparecen grandes escritores comentando sobre la gran obra de Cervantes y me llamó la atención el comentario de Carmen Riera, con respecto a Don Quijote: La escena que más la conmueve es Don Quijote derrotado ante el caballero de la blanca luna en la playa de Barcelona, ambos habían entrado en un duelo donde el derrotado debería abandonar la caballería y renegar de su dama, como ya sabemos ese que salió derrotado fue el de la triste figura. Al acercarse el caballero de la blanca luna le pide que cumpla su palabra, pero el Quijote responde: "Dulcinea es la más hermosa del mundo yo el más desgraciado" y le exige al caballero que lo mate, porque el no renegará de Dulcinea. Esta escena conmueve a la escritora por ser la de un hombre que se niega a abandonar su ideal. Pero el documental no se queda allí, afirma que un Cervantes ya viejo y amargado, miró partir desde esa misma playa al duque de Lemos, quién le brindaría una oportunidad de ser autor de su corte y, por tanto, reconocido y sin problemas económicos. El paralelismo entre el autor y su personaje se vuelve claro.

Una vez mi amigo Euclides opinó en un taller de estética que lo que hacía grande a una obra era que el símbolo particular del escritor se convertía en uno universal. Dulcinea es ese ideal que pugna como parte del mundo imaginario que se contrapone a la realidad, que es la lucha de fondo del libro de Don Quijote (realidad/imaginación) y que podemos ver en el contraste entre sus dos personajes principales (Sancho /Don Quijote). Resumo: aunque suene romántico, tanto la derrota de Don Quijote es la de Cervantes y la de todo idealista propinada por la realidad, y su negativa es la de todos los idealistas.

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