jueves, 10 de febrero de 2011

Viajes

Algo que siempre me ha fascinado es viajar, no importa si es a lugares lejanos o a unos pocos kilómetros fuera de la ciudad. Eso sí, detesto andar con miles de personas y, aun en los viajes grupales, prefiero cerrar mi círculo de acompañantes a unas cuantas personas. Lo realmente interesante de esos viajes en grupo es que siempre queda algo que contar , algo que se nos impregna y que espero colocar en un diario de viajes algún día.

En las clases de literatura aprendí que el camino representa la vida, que el significado del viaje es buscarse y, por tanto, no es de extrañar que uno de mis poemas preferidos sea "El viaje a Ítaca" de Kavafis. Todo ese esfuerzo de salir de tu tranquilo hogar y olvidarse de tu vida ermitaña debe tener una razón particular, un significado o un aprendizaje; no puedo realizar un viaje sólo por el interés de "conocer" un lugar, algo debe impulsarme e incluso en los que soy sólo un invitado me gusta buscarle una razón, un "algo voy a hacer allá".

Con alguien hablé una vez de que ciertos lugares, por el azar objetivo quizás, tienen unos nombres que nos tocan y que, como el caso del escarabajo dorado de la paciente de Carl Jung, sirven para liberar ciertas cosas en nosotros. Es así que tengo una serie de equis marcadas en mis mapas de lugares como un barrio y unas gradas llamadas "El Olvido" en Tegucigalpa, un muelle llamado "Aurora" que está en Nueva York o un pueblo llamado Rocamadour que se encuentra en Francia. Es por eso que he decidido viajar a un pueblito llamado "Soledad" y que está en el Departamento de El Paraíso, que no tiene nada de extraordinario mas que una iglesia con doscientos años de antigüedad y una patrona llamada "La virgen de la soledad". Vamos unas siete personas (número simbólico) y cada una tiene sus propias razones.

Mi expectativa es que este sea el primero de una serie de viajes sobre los que guardaré un estricto registro, que más de alguno publicaré acá, un pequeño diario que espero llenar de todas esas anécdotas que nos dan los caminos y que, ojalá, me lleve años llenar .

Nada mejor que iniciar con una canción tan adecuada como esta:

El extranjero (Enrique Bunbury)

3 comentarios:

soy tan inerme como inerte dijo...

TAL VEZ ALCANZO A VER SU VISIÓN DE NICTÁLOPE ESPERANTE... NO PROMUEVE MIRADAS QUE SE LLAMAN, SINO QUE ESPERA A QUE LLEGUEN SOLAS.. ES ASI COMO HOY TENGO MIS OJOS EN SU BLOG...

ESTARE PENDIENTE DE SU DILATANTE SER QUE SE ESPARECE COMO MAR EN LETRAS QUE SE TRANSVELAN EN ESTE PERIPLO DELIRANTE QUE ES LE VIDA LA TEDIOSA VIDA...A VECES.

Unknown dijo...

bunberrry, me encanta!! muy interesante tu blog! saludos desde canada :)

Manuel dijo...

Gracias. Ya visité sus blogs y nos seguiremos leyendo.