sábado, 2 de abril de 2016

Porco Rosso y la deshumanización


Porco Rosso es una película del japonés Hayao Miyazaki, estrenada en 1992 y basada en una adaptación libre del manga La era de los hidroaviones. En lo personal, el director reconoce que se vio marcado por el inicio de la guerra de Yugoslavia y eso hizo que le diera un carácter más serio a la obra.


En este filme, un ex-piloto de la fuerza aérea está maldito y se transforma en un puerco. No se nos aclara por qué cayó sobre él una maldición; pero, en palabras de Hayao, se trata de algo auto-impuesto. Margo Pagot ha perdido la fe en la humanidad, por eso decide convertirse en un cerdo, adopta el nombre de Porco Rosso y deviene animal ante su desilusión. El autor de esta obra cinematográfica alguna vez dijo “cuando un hombre llega a la madurez, se convierte en un cerdo”, es decir, pierde la inocencia que lo liga a una bondad espontánea y se convierte en su ser de intereses sórdidos. Cuando era piloto durante la Primera Guerra mundial, Marco fue testigo de la muerte de sus compañeros, del sinsentido de los conflictos bélicos y los nacionalismos; por esto decide renegar de cualquier aspecto humano que todavía le quedaba después de sobrevivir. No es casual que marque su rostro en la vieja foto del Hotel Adriano, donde todavía aparecía como muchacho. Con el advenimiento del fascismo, su pesimismo es confirmado, el ser humano no tiene salvación posible; una de las frases de Marco, “mejor cerdo que fascista”, lo revela.


Más adelante, aparece Fio Picollo, una ingeniera de hidroaviones que, a pesar de las negativas del porcino aviador, reconstruye la nave del héroe. Ella representa el reencuentro con la esperanza. Es gracias a esta jovencita que Marco recobra su humanidad ocasionalmente. Cuando están en la cueva, la noche después de su llegada a la isla, Marco dice “Eres una buena muchacha, me haces creer que la humanidad no se ha perdido” (En otras traducciones aparece como: "Haces que quiera volver a ser humano"). Fio es la única que puede volverlo a ver como un ser humano, esto quiere decir que ella encuentra todavía sensibilidad en aquella persona, aspectos como la bondad, el amor a la vida, el valor y la alegría. Por eso le dice, a modo de broma, “si te beso, volverás a ser humano”; la referencia al cuento de la princesa no es gratuita, prácticamente le está diciendo que un acto de cariño, por mínimo que sea, puede devolverle lo que ha perdido, hacerlo renacer como hombre. 

Porco Rosso es un camino de redención con un final algo amargo. A pesar de una visión un tanto dulce, el mundo impone sus duras leyes: las del tiempo y la violencia. Claro, Miyazaki sólo nos da un atisbo de esto y no entra en detalles. Finalmente, los personajes se sobreponen, la guerra avizorada es narrada someramente  desde un refugio (¿no es eso lo que nos ha planteado durante estas dos horas, el humanismo como un refugio contra el cinismo del mundo?); pero contarles eso arruinaría mucho la película, más de lo que esta reseña ya lo hizo; por eso les pido que se hagan el favor de verla. Nos vemos.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Me pareció muy buena su reseña y la película mejor aún pero me quedo una duda si sacaran o existe una 2da parte queda mucho al aire bueno como en las buenas películas claro, saludos amigo cinéfilo.

Manuel dijo...

Pues revisando en las noticias, parece que Miyazaki quiso hacer una segunda parte desde hace mucho e incluso se anunció hace algunos años; sin embargo, yo preferiría que se quedara sólo con esta parte, pues me parece autoconclusiva.