sábado, 10 de febrero de 2024

Zerocalcare


Cortar por la línea de puntos es una serie italiana producida por Netflix y estrenada en 2021, está basada en la novela gráfica italiana La profecía del armadillo, escrita  por Michele Rech (Zerocalcare), quien a su vez es guionista y da voz a los personajes de las versión animada. Su primera temporada tuvo una recepción aceptable y un éxito considerable gracias boca a boca; por lo cual fue renovada para una segunda temporada que se estrenó en junio de 2023 y la cual se tituló Este mundo no me hará mala persona.  

Esta producción narra las venturas y desventuras de Zerocalcare, su consciencia representada por un armadillo y sus amigos. La narrativa tiene un carácter desordenado que recuerda el de los monólogos interiores o fluir del pensamiento; pues se salta indistintamente de una anécdota a una reflexión o a un suceso presente, futuro o pasado. El fuerte de su contenido está en las consideraciones de carácter generacional de aquellos que nacieron a mediados de los ochenta y principios de los noventa. Desde su punto de vista, a nuestra generación (porque yo nací en esos años justamente), como resultado de crecer posterior al final Guerra Fría, se le endilgaron todas las esperanzas y expectativas posibles en un porvenir que se abría de par en par; sin embargo, sólo se encontró con que ese mundo prometido nunca existió. Ahora, con las esperanzas rotas, cada uno de los miembros de esa juventud ya pasada debe lidiar con el hecho de estar llegando a los cuarenta en un mundo que cada día es más duro. La crisis de la vivienda, la migración, el desempleo, los anhelos desbaratados, la supervivencia de los ideales, el cinismo creciente y el auge del fascismo son temas que se tratan en las dos temporadas.


Esta serie me hizo recordar aquella vieja máxima lacaniana según la cual todos nos narramos una historia sobre nosotros mismos. No podríamos vivir sin ella; sin embargo, esa narración está determinada por las exigencias de nuestro tiempo y nuestro verdadero yo sólo emerge de esta puja entre el mundo y nosotros. Como diría un psicoanalista, es el mundo el que se encarga de poner límites a nuestro deseo y también de alimentar con su moral y su cultura las expectativas que deberemos tener a lo largo de nuestra vida. A este respecto, y siguiendo a María Zambrano, no podemos entrever ese verdadero yo, sino es a través de un proceso de confesión en el que, más allá de la visión autobiográfica narcisista como diría Alberto Giordano, consigamos tener una toma de consciencia y transformarnos. Y eso último sólo se puede encontrar en los errores de nuestra narración, en esos momentos donde caemos al mundo y ese yo se forja por medio de los límites. En ese sentido, la historia de Zero, y de sus amigos, es la de una caída y la de una toma de consciencia de esos límites; el surgimiento de un yo.     

Así como Zero, cada uno de nosotros se encuentra frente a la hoguera, delante del fuego de esta vida, y tendrá que quemar esa línea que se había trazado en la juventud. Esto pasará quizá por nuestros propios errores, tal vez por un amor malhadado o por elegir mal a esa persona con la cual hacer negocios, probablemente por nuestra irresponsabilidad, acaso por algo más grande como la reciente pandemia o posiblemente por un simple accidente inesperado, un golpe del azar. Sea como sea, el resultado será el mismo: asumir que ese yo trazado por nosotros en nuestra juventud nunca existirá más que en nuestras mentes. Algunos asumirán esto de una forma resilente y se consolarán; tal vez vean que Palahniuk tenía razón al decir que "sólo después de perderlo todo somos libres de hacer lo que deseamos" o a lo mejor tararearán a los Stones al cantar "You can't always get what you want, but if you try sometime you'll find you get what you need"; en cambio, otros no podrán sobrellevarlo y serán los primeros en abandonar estas ruinas hacia la oscuridad. Aceptar todo esto, esa destrucción necesaria, es lo más difícil de crecer y madurar. A pesar de todo lo anterior, hay que saber que estamos aquí y ahora, así que debemos mantener nuestros corazones en alto mientras podamos. 

viernes, 12 de mayo de 2023

Love of my life

 

Love of my life aparece en el álbum At night at the opera editado en 1975, es una de las piezas más conocidas de la banda británica Queen y se trata de una balada de corte sentimental que originalmente incluye piano, arpa y guitarra. Si bien fue escrita y compuesta por Freddie Mercury durante diversos retiros de la banda en una granja en Surrey y en una casa alquilada en Kingston, fue sólo su presentación en vivo durante diversos tours a partir de 1977 lo que la lanzó a la fama. Es especialmente rememorada su interpretación de la gira sudamericana de 1981 por Argentina y Brasil, la cual fue incluída en los discos Live Killers. 

La canción tiene una letra muy sencilla que, al mismo tiempo, es súplica y recriminación. En primer término, se reprocha a la persona amada el haber herido y abandonado: "Love of my life, you've hurt me /  You've broken my heart, and now you leave me." En segundo lugar, desde el patetismo más atroz, se le ruega a esa misma persona que no lo abandone: "Love of my life, don't leave me"; pues en cierta manera ese amor ha sido tomado no como un sentimiento cualquiera, sino la totalidad del amor, es decir, todo lo que aquella persona podía dar de sí por otro: "You've taken my love (all my love)" y, a pesar de entregar su totalidad, ahora ha sido abandonado y no ha servido de nada:  "you now desert me". 

Más adelante, la voz recurre al futuro advierte cómo ese problema que pasan en la actualidad será sólo algo pasajero más adelante, un mal recuerdo:"You will remember when this is blown over / And everything's all by the way (ooh, yeah)." Se sobrenetiende que la otra persona no lo escucha, sino que se trata de un alivio para la misma voz, un autoengaño, un consuelo. Y desde ese mismo futuro, después, se llama a pensar en otro porvenir, el que ambos iban a compartir: "When I grow older, I will be there at your side (ooh) / To remind you how I still love you (I still love you)"; de nuevo, esta parte se percibe más como un consuelo para sí mismo que como una certeza  a la vez que se desdobla con la súplica y, de hecho, el tono de la música sube bastante en esta parte para enfatizarlo. 

Para finalizar, se apela al discernimiento: "Love of my life, can't you see?", lucidez que quizá ya ni siquiera existe en el otro; pues el ruego continua de manera circular dejando a quien lo escucha con una profunda impresión por el grado de sufrimiento que se inflinge a sí mima la voz de la canción: "Bring it back, bring it back, don't take it away from me / Because you don't know what it means to me (means to me)."

No se sabe exactamente a quién Freddie dedico esta canción; sin embargo, al respecto, se asume que fue a Mary Austin, su esposa, con quien llegó a tener una relación tan profunda que, incluso después de su separación o que Mercury le confesara su bisexualidad, continuaron cuidándose el uno al otro. Los que vieron la película Bohemian Rhapsody estarán más familiarizados con esta versión de la historia. Se debe aclarar que la misma Mary declaró: "Sabíamos que podíamos confiar el uno en el otro, y que nunca nos haríamos daño mutuamente a propósito". Por otra parte, algunos críticos consideran que esta obra fue inspirada en realidad por su primer novio Davis Minns, con quien mantuvo una relación en secreto debido a los prejuicios de la época. 

Love of my life resulta una canción enternecedora y no es extraño que haya tenido más éxito en los conciertos que en su lanzamiento como sencillo; pues se presta para una sinergia entre cantante y público. Su letra es una súplica, una recriminación, pero también una apelación al futuro juntos y al discernimiento.

lunes, 6 de marzo de 2023

Qué difícil es ser un Dios



Esta es una película dirigida por Aleksei Yuryevich German (URSS, 1938 - Rusia, 2013), estrenada de manera póstuma. Este filme está basado en la novela del mismo nombre escrita por los hermanos rusos Arcadi y Boris Strougarski (uno de sus cuentos inspiró Stalker de Andrei Tarkovsky).

En esta historia, unos astronautas han llegado hace varios años a un planeta idéntico a la Tierra, pero en el que nunca se dio el Renacimiento; así que sus habitantes viven en una perpetua Edad Media. Uno de los terrícolas decide hacerse pasar por el hijo de un dios pagano, interviniendo en los asuntos de aquel sitio, contrario a las recomendaciones de los científicos que los enviaron; él es nuestro guía en esta suerte de tierra baldía extraterrestre donde la lucidez, la inteligencia y el arte no tienen lugar alguno. El mismo personaje es alguien cansado, harto de aquel tugurio; los múltiples primeros planos a él, y a veces a quiénes lo rodean, sólo reflejan ese hartazgo propio del ostracismo o la apatía ante lo irredimible. 

Este filme habla, en clave, sobre la degradación de la sociedad y el totalitarismo; película de una estética grotesca, escatológica y carnavalesca. Quizás sea pesada para algunos, pues el filme es extenso, muy lento, con muchos planos largos y detallados; por lo cual exige de nosotros una gran resistencia para las más de tres horas que dura; esa pesadez y lentitud de las imágenes va al compas con la de ese mundo que nos intenta transmitir. A lo largo de él, somos testigos de la desidia, el pesimismo y el desencanto que, a su vez, es un eco de un sitio, como el mismo personaje menciona, donde jamás existió la belleza. 

miércoles, 16 de noviembre de 2022

Guy de Leslie y su crónica en la novela gráfica


Guy Delisle es un diseñador canadiense (francófono) nacido en el año 1966 en Québec. Ha sido galardonado con diferentes premios por su trabajo en la novela gráfica, en especial con el Gran Premio Angoulême al mejor álbum del año 2012 (una especie de Palma de Oro de los cómics para aquellos que no lo saben) por su obra Crónicas de Jerusalem.  Los que estén interesados en seguir más de su trabajo, pueden acceder a su blog personal dando click aquí.  


Hace ya algún tiempo, leí su trilogía de crónicas sobre tres diferentes lugares en los que le tocó vivir: Israel (Crónicas de Jerusalem), China (Shen-Zen) y Myanmar (Crónicas Birmanas).  Por supuesto, hay un cuarto libro de crónicas que ya reseñé: Pyongyang, el cual puede encontrar en este blog. Tengo entendido que hay un quinto libro titulado Crónicas de juventud, sobre sus primeros empleos en Canadá; espero poder leerlo muy pronto.  


Debido a cuestiones laborales (él es empleado de compañías de animación) y al trabajo de su mujer en Médicos sin fronteras, a Delisle le ha tocado mudarse constantemente a diferentes sitios en el mundo; así que éstas obras surgieron durante esos viajes en los que lo fortuito lo llevó a los países menos pensados. En cuanto a estas obras, algunos se sentirán decepcionados si esperan historias descorazonadoras, críticas directas al autoritarismo y dramáticas vivencias en conflictos internacionales; ya que sus historias no tienen nada de épico; pues Guy siempre parte desde la narración de su vida diaria mostrando las rutinas que la caracterizan. 

Claro que ningún hombre es una isla y sus narraciones terminan viéndose envueltas por un contexto mayor del que no puede escapar y que hace irrupciones inevitables. En ese sentido, sus crónicas van de lo micro a lo macro. No es un corresponsal de guerra quien narra sino alguien común y corriente envuelto en sucesos geopolíticos de los cuales él es un sujeto anónimo más. Por tanto, sus novelas gráficas no son cuadros grandilocuentes o panfletos que tratan de sensibilizarnos de la situación política en Birmnia ni del conflicto palestino-israelí o del trabajo-esclavo en China; más bien consisten en pequeños retazos de lo cotidiano (sesgados en el buen sentido) que alcanzan grandes cuotas de sinceridad. Sólo cuando miramos el cuadro por completo es que cobramos consciencia al respecto de la situación y, ocasionalmente, por medio de una pequeña metáfora o una fina ironía que puede asaltarnos de golpe y revelarnos el todo.

Después de leer a Guy, me pregunté cuántas de esos pequeños relatos he dejado escapar por pereza o por falta de atención. No es que mi vida sea muy interesante, pero no estaría de más recorrer países y escribir (ambos dos tipos de viaje distintos). Como dijo Mayakovsky, "para mí, todo aquello que respira vida, casi sustituye a la lectura".    

sábado, 6 de agosto de 2022

Tú misma comprenderás que en el futuro...

"Cuando vivíamos en Berlín, Kafka iba con frecuencia al parque de Steglitz. Yo le acompañaba a veces. Un día nos encontramos a una niña pequeña que lloraba y parecía totalmente desesperada. Hablamos con ella. Franz le preguntó qué era lo que la apenaba, y nos enteramos de que había perdido su muñeca. Enseguida inventa él una historia con la que explicar aquella desaparición. «Tu muñeca tan sólo está haciendo un viaje. Lo sé. Me ha enviado una carta». La niña desconfió un poco: «¿La has traído?». «No, la he dejado en casa, pero mañana te la traeré». La niña, ahora curiosa, ya había olvidado en parte su pena. Y Franz volvió enseguida a casa para escribir la carta.
 
Se puso manos a la obra con toda seriedad, como si se tratara de escribir una obra. Estaba en el mismo estado de tensión en el que se encontraba siempre en cuanto se sentaba al escritorio, aunque sólo fuera para escribir una carta o una postal. Por lo demás era un verdadero trabajo, tan esencial como los otros, porque había que preservar a la niña de la decepción costara lo que costase, y había que contentarla de verdad. La mentira debía, por tanto, convertirse en verdad a través de la verdad de la ficción. Al día siguiente llevó la carta a la pequeña, que le estaba esperando en el parque. Como la pequeña no sabía leer, él lo hizo en voz alta. La muñeca le explicaba en la carta que estaba harta de vivir siempre en la misma familia, y expresaba su deseo de experimentar un cambio de aires, en una palabra, quería separarse por algún tiempo de la niña, a la que quería mucho. Prometía escribir todos los días. Y Kafka, de hecho, escribió una carta diaria en la que siempre informaba de nuevas aventuras, que se desarrollaban muy deprisa, de acuerdo con el ritmo de vida especial de las muñecas. Al cabo de unos días, la niña había olvidado la verdadera pérdida de su juguete y ya sólo pensaba en la ficción que se le había ofrecido como sustituto. Franz ponía en cada frase de la historia tanto detalle y sentido del humor, que el estado en que se encontraba la muñeca resultaba del todo comprensible: la muñeca había crecido, había ido al colegio, había conocido a otras gentes. Aseguraba una y otra vez que quería a la niña, pero aludía a las complicaciones que iban surgiendo, a otras obligaciones y otros intereses que de momento no le permitían retomar la vida en común. A la niña se le pidió que reflexionara, y así se la preparó para la inevitable renuncia. 

El juego duró por lo menos tres semanas. Franz tenía un miedo terrible ante la idea de cómo darle fin, pues aquel final debía ser un verdadero final, es decir, debía hacer posible el orden que reemplazara el desorden provocado por la pérdida del juguete. Pensó largamente y al final se decidió por hacer que la muñeca se casara. Primero describió al joven marido, la fiesta de compromiso, los preparativos de boda. Después, con todo detalle, la casa de los recién casados: «Tú misma comprenderás que en el futuro tendremos que renunciar a volver a vernos». Franz había resuelto el pequeño conflicto de la niña a través del arte, gracias al medio más efectivo del que él personalmente disponía para ordenar el mundo." 

 -Historia atribuida a Dora Diamant en el libro Cuando Kafka vino hacia mí, recopilado por Hans-Gerd Koch.