domingo, 4 de mayo de 2014

Se levanta el viento


Se levanta el viento (Kenzei Tachinu) es la última película de animación que dirigirá Hayao Miyazaki (o por lo menos eso declaró él). El título proviene del poema Cementerio Marino del francés Paul Valéry, el cual les recomiendo que lean si es que quieren entender la metáfora y el vitalismo que se desprende de esta obra. Además, este filme es una adaptación de la novela homónima de Tatsuo Hori y del manga dibujado por Miyazaki.  

Antes que nada, debo advertirles que saldrán decepcionados todos aquellos que esperen el tono fantástico que ha predominado en los filmes de este autor; pero quienes puedan ver más allá encontrarán una gran riqueza en esta obra. Miyazaki se decanta por lo biográfico en esta ocasión y narra la vida de la Jirō Horikoshi (1903-1982), el ingeniero que diseñó la flotilla de aviones de japoneses usada durante la Segunda Guerra Mundial. El trasfondo guerrerista causo una seria polémica tanto en los movimientos de izquierda, que lo señalaron de apólogo de los militares, y con la derecha más conservadora de su país, que lo acusaron de anti-patriota por mostrar al Japón de la época como un estado totalitario. Habría que aclarar, claro está, que el personaje de Jiro sólo usa el aparato militar como un medio para llevar a cabo su anhelo; así que, siendo sincero, hay cierta inocencia casi irreal y hasta criticable, pues este joven no llega a plantearse ningún conflicto al saber para qué se usarán los aviones.    

Precisamente la pasión y el vitalismo es el numen de este filme. La fuerza vitalista está representada en la metáfora del viento, símbolo del poema de Valéry, que sirve como divisa entre Jiro, su esposa y la imagen en sueños de su admirado Giovanni Caproni (diseñador italiano). El anhelo desmesurado por la vida se manifiesta en el deseo ardiente de Jiro por diseñar aviones, su conmovedor amor por Nahoko Satomi; a la vez, el contrapunto es la guerra, la enfermedad de Nahoko, la pobreza del Japón de la época y el terremoto de Kanto.

Recomiendo ver este filme con ojo atento, porque sólo lo disfrutarán quienes están acostumbrados a las metáforas sutiles; en cambio, se llevarán un fiasco aquellos que esperen gran efectismo y diseños hiperbólicos. No es del todo sorprendente si tomamos en cuenta que su director es un ambientalista confeso. Presten atención, sobre todo, a la presencia de la naturaleza, el uso de simbolismos constantes en los que esta interviene y los hermosos diseños de lo paisajes japoneses. 

Para finalizar, yo podría incluso catalogar esta película como manifiesto artístico, una despedida en la que Miyazaki reflexiona a través del personaje sobre lo efímero de la vida y el arte “¿Valieron la pena esos diez años?” Le pregunta el fantasma de Caproni a Horikoshi. Es más, la pasión del personaje principal podría ser la analogía de la misma del autor, llevando al grado de "ars poética" sus reflexiones en torno a los sueños y el trabajo; pero es también la que cualquier ser humano podría sentir en cualquier momento. Se levanta el viento, digna despedida del maestro Miyazaki, es un canto a la pasión y a la fuerza de la vida, aun cuando la muerte se cierne sobre todos nuestros actos.

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