lunes, 23 de diciembre de 2013

La batalla oscura

He vuelto.
El caserío se desploma y flota su nombre
solamente.

Beso la tarde como quien besa una mujer dormida.

Los amigos
se acercan con un rumor de infancia en cada frase.
Las muchachas pronuncian mi nombre y yo admiro sus bocas con animal ternura.
Levanto una piedra como quien alza un ramo
sin otro afán que la amistad segura.

La realidad sonríe
tal vez
porque algo
he inventado en esta historia. He vuelto, es cierto,
pero nadie me mira ni me habla, y si lo hacen,
escucho una batalla de palabras oscuras entre dientes.

(Las brasas del hogar amplían los rincones
y doran las tijeras del día que se cierra).

Un esfuerzo violáceo
contiene mi garganta.

-Roberto Sosa.  

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