domingo, 22 de septiembre de 2013

Neon Genesis Evangelion


"Todos los seres -decía- no son sino pedazos desprendidos de esa esfera de amor en la cual se insinuó el odio. Y lo que llamamos amor no es sino el deseo de confundirnos, como estábamos antes, en el seno del dios goblular que la discordia rompió. Invocaba el día en que la esfera divina se inflaría después de todas las transformaciones de las almas. Pues el mundo que conocemos es obra del odio y su disolución será obra del amor."


-Marcel Schwob, Empédocles, dios supuesto.

Neon Genesis Evangelion es un anime de Hideaki Anno, cuyos 26 capítulos se transmitieron entre octubre de 1995 a 1996, más dos películas (tres en realidad, pero la parte toral quedó en dos): Death y The end of evangelion, ambas del año 1997. En esta historia, un grupo paramilitar conocido como NERV se encarga, bajo la supervisión de SEELE y la ayuda de las Naciones Unidas, de combatir a entidades llamadas "Ángeles" mediante el uso de unos bio-robots gigantes conocidos como EVAs. El problema es que sólo ciertos "niños" elegidos de acuerdo a sus características neurológicas pueden pilotearlos. Hasta  allí todo común y corriente, pero conforme avanzamos en la trama el verdadero proyecto de los EVAs nos revela una realidad más compleja y oscura.  


No me gustaría revelar mucho de la trama para no arruinarles todo; pero es la segunda parte (capítulo 16 en adelante) la que se torna interesante y nos revela una obra maestra llena de referencia al eterno retorno de Nietzsche, las ideas de Empédocles, problemas freudianos, instrospección, la cábala judía, el cristianismo, el montaje de la Nouvelle Vague, un intrincado tributo al género "Mecha" del anime, a los cuentos de Arthur C. Clarck y otra gran gama de autores de la ciencia-ficción. Quienes esperen una simple historia de "niño adquiere robot para salvar el mundo", pues llegarán a cierto punto donde tendrán que emprender la retirada.


En 1993, cuando este programa de televisión fue planeado, todo había iniciado como un anime más de robots gigantes: se encargaría de crear nuevos adeptos al género, otakus que fueran por allí y compraran reproducciones a escala de los EVA y de los "Ángeles". El primer capítulo se estrenó de una manera aceptable en 1995 y hasta el capítulo 13 todos seguían el plan; sin embargo, a partir del capítulo 16, Hideaki Anno, su creador, quien venía de sufrir una crisis depresiva y leer varios de libros de filosofía y psicología, decidió que era tiempo de que la serie  tomará un giro y se enfocara, más que en la acción, en la interioridad de los personajes y se convirtiera en una reflexión sobre la vida, la sociedad, la soledad, dios (o dioses), la sexualidad, el paso de la adolescencia a la adultez y muchas otras cosas. Inmediatamente los productores pusieron el grito al cielo, para ellos ya desde el principio era imposible reproducir el diseño de los robots y los monstruos en juguete, habían tenido muchos problemas con el presupuesto y con lograr que se cumplieran los estándares de calidad  y el cronograma; ahora, para colmo, la trama se volvía cada vez más incomprensible y menos apta para un público joven... "Eso es lo que quiero", les respondió Hideaki. El resultado de todo esto fue una de las mayores experiencias visuales que podía dar el anime de la época.  


La obra original tiene 26 capítulos transmitidos entre octubre de 1995 a marzo 1996, más dos películas (tres en realidad, pero la parte toral quedó finalmente en dos): Death y The end of evangelion. Más allá de ellos hay una serie de videojuegos, novelas gráficas y películas que aumentan y explican el complicado argumento. Mi recomendación es que vean los capítulos de la serie y luego las dos películas originales, pues lo que le siguió fue un intento, por presiones de la productora, de reconstruir la obra de Hideaki para hacerla más digerible, agregando explicaciones (parece que ciertos ejecutivos japoneses no entendían el concepto de obra abierta) y más escenas de acción para atraer al público general. En pocas palabras, prostituyeron una gran obra con fines monetarios (cualquier parecido con Watchmen es pura coincidencia).

Para finalizar, los dejo con el trailer, un tanto tirando a lo comercial, con el que la serie fue anunciada en los países de habla inglesa. Esto es todo por ahora, hasta pronto. 

viernes, 13 de septiembre de 2013

"Tanto creo en ti".



En el duelo de tu amor yo tengo un huerto de manzanas,
acrobacia en verde fuego desde el día en que te vi,
rosas dobles, dobles horas a través de las historias.
Tanto creo en ti,
tanto creo en ti
que dormido o muerto
sueño hasta despierto la luz de los dos,
nuestra casa y la luz.

En el duelo de tu amor cuelgo de un árbol la guitarra,
pero el viento la recobra como un ave para sí.
En el río los queltehues atraviesan las campanas
En el campo hay una estrella que parece un querubín.
Tanto creo en ti,
tanto creo en ti
que en mis pensamientos
veo en el futuro un jardín florecer,
flores aparecer.

En el duelo de tu amor febrero piensa en la ventana
y viendo caer el agua sueña un barco para ti.
Un ratón cruza en silencio, deja huellas
y una carta que aun espera por ti.
Tanto creo en ti,
tanto
que escribí cartas como sueños,
como si me fuera a un extraño país
imaginado por ti.

Tanto creo en ti,
tanto creo en ti...

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Blancanieves


"Ya desde niño yo siempre me enamoraba de la mujer que no debía. Creo que ahí está mi problema, ¿sabes? Cuando mi mamá me llevó a ver Blancanieves, todos se enamoraban de Blancanieves, pero yo me enamoré inmediatamente de la madrastra."

- Woody Allen, de la película Annie Hall.

Película de Pablo Berger, estrenada en el 2012 y ganadora del Premio especial del jurado del Festival de San Sebastián y del Goya a mejor película, es una adaptación muy libre del cuento de los hermanos Grimm. Narra cómo Carmen (Sofía Oria de niña y Macarena García de adulta), la hija del ex-torero Antonio Villalta (Daniel Giménez), se ve obligada (debido a una serie de acontecimientos fortuitos que no revelaré para no arruinarles el filme)  a ir  a vivir bajo la tutela de Doña Encarna, su cruel madrasta. Más adelante, la jovencita escapa para unirse a unos enanos toreros y convertirse en una famosa lidiadora en la Sevilla de finales de los años veinte.


Una mezcla de melodrama, comedia y tributo al cine mundo. Por ella pasan homenajes a La parada de los monstruos Juana de Arco, como el mismo director reconoce, y yo diría que incluso a Sangre y Arena , aquel filme mudo con la actuación del mítico Rodolfo Valentino y adaptación de la novela homónima de Blasco Ibáñez. Dentro de toda esa remembranza, es de reconocer el uso magistral que hace del primer plano y sobre todos de los ojos como elemento expresivo que sustituye a las palabras, muy al estilo de las producciones de los años veinte. Claro, que por toda esta referencia al buen cine no dejan de haber momentos chuecos como aquel donde el padre muerto aparece en los cielos (¡Simba, soy tu padre!). 


En el apartado técnico, la música y la fotografía, como era esperarse, son de lo mejor; aunque al principio uno siente estar asistiendo a una celebración del estereotipo del español cuando escucha el primer zapateado, pero el adecuado uso de ambos elementos va haciendo que uno olvide ese detalle.  



Por otra parte, no puedo sacar de mi mente al personaje de la madrastra, encarnado magistralmente por Maribel Verdú, que con todo su poderío y hermosura llega a opacar incluso a la protagonista. Es como si la puesta en escena hubiera sido elaborada para ella, y la fotografía y la re-elaboración de la época le calzara a la perfección a su porte de femme fatal.



Más allá del apartado cinematográfico, la película no ha dejado de causar polémica al exaltar la figura del torero y la fiesta taurina. Incluso leí comentarios en los cuales se menciona que se sacrificaron tres toros durante el rodaje. El director, por su parte, declaró que su filme sólo es "una visión romántica y un homenaje a una España exótica" que atraía a los extranjeros, "una película con toros, pero de contexto histórico". 

Quiero aclarar que no soy un admirador de la tauromaquia; porque la considero una práctica que debería ser dejada atrás, así como las pelas a muerte de gallos, perros y (¿quién dice que no existen todavía?) las de seres humanos. Si bien en mi juventud y debido a la lectura de Hemingway, llegué a respetar a quiénes se enfundan el traje de lentejuelas y salen al ruedo, dándole un carácter casi romántico a su lucha, pronto caí en cuenta de que no se trataba más que del sufrimiento de otros para la diversión ajena.  A pesar de lo anterior, considero que una obra de arte no puede ser juzgada más que desde el punto de vista estético, los juicios morales sobre ellas sólo pueden llevarnos a una serie de equívocos terribles. Por lo tanto, no temo decir que esta Blancanieves se lleva mis palmas como una obra de amplia valía artística.