lunes, 17 de agosto de 2015

El hombre de las multitudes

Drama brasileño de 2013 que cierra la “trilogía de la soledad” dirigida por Marcelo Gomes y Cao Guimarães, en esta ocasión la historia está basada de manera muy libre en un cuento de Edgar Allan Poe del mismo nombre. Entre sus reconocimientos, obtuvo este año el Gran premio Coup de Cœur del Festival de Cine Latinoamericano de Toulouse y el del Festival de Cine de Guadalajara, México. Este trabajo narra la vida de  Juvenal (Paulo André), un hombre de mediana edad en Belo Horizonte, conductor de trenes de metro, que vive sin familia ni nadie en su vida. En cierto momento, Juvenal sufre un pequeño quiebre cuando su compañera Margo (Silvia Lourenco), controladora de cámaras en el metro, una chica obsesionada con la tecnología y las máquinas, le anuncia que se va a casar con un chico que conoció por Internet  por lo que le pide que sea su padrino.

El filme nos presenta las rutinas, las burdas y las pequeñas miserias de una manera detallista; por eso tiene un ritmo lento, en el que se deben absorber los pequeños símbolos; pero que puede llegar a resultar tediosa (cuando la fui a ver, un tipo se levantó en medio del cine gritando que eso era una estafa). Recomiendo verla con paciencia. En esta obra se debe tener un ojo atento para captar las pequeñas metáforas que lo cotidiano nos da: un vaso que se quiebra, el agua que se derrama, una fuente a mitad de camino y, sobre todo, una multitud plena de soledad; cosas que nos hablan de como el personaje principal ha asumido el estar solo y como se va quebrando.

El fondo de todo esto es la incomunicación humana. La incapacidad de Juvenal para tener una relación verdadera con sus compañeros, aislado por decisión propia, y la de Margo que necesita de la intermediación de una máquina para llegar a alguien o incluso para procurarse satisfacción. Entre ambos no comparten más que largos silencios, visitas incómodas y vasos de agua.  A este respecto, los directores dijeron: “Resolvimos componer nuestros personajes relacionándolos de forma obstinada con esta especie de alteridad compacta presente en las grandes ciudades: la multitud. En el mundo actual podemos pensar en dos formas de multitud: la multitud real, que se puede encontrar en las calles, en los grupos de personas de la urbe; y la multitud virtual, mediada por una pantalla (de computadoras, teléfonos celulares y otros dispositivos electrónicos) que redefine toda nuestra percepción sensorial de ser-en-el-mundo. A partir de dos personajes (Juvenal y Margõ) arquetípicos de una sociedad moderna e industrial, queremos reflexionar sobre el proceso de aislamiento del individuo y la masificación de las estructuras sociales. Las relaciones pierden naturalidad de mirar, de hablar y de escuchar, es decir, de todo lo que nos hace establecer contacto con el otro. Nuestros personajes son la encarnación radical de esta sensación". En resumen, nos hemos vuelto ineptos y extraños para el amor, para reconocernos en el otro.

miércoles, 5 de agosto de 2015

No más que un pensamiento





-The Adventures of Mark Twain: The misterious Stranger.

miércoles, 29 de julio de 2015

El sembrador derrotado


Durante 1888, Van Gogh pinta una serie de cuadros referentes a sembradores. Es de hacer notar que él era predicador, así que su trabajo es, en cierta forma, "cosechar el evangelio"; pero esto va más allá de lo religioso y tiene que ver con su actitud ante la vida: "En lo que concierne, debo convertirme en un buen predicador, que tenga algo bueno que decir y que pueda ser útil al mundo", nos dice. El pintor busca la pobreza de espíritu para encontrar algo verdadero. Sólo si entrega su amor a algo digno, entonces podrá ser más fuerte y su voz será escuchada. Esa pobreza de espíritu deberá cosechar algo, quizás la bondad humana, quizás el amor más fuerte. Él es quien reparte la semilla mientras el sol se hunde por el poniente. Antes de su muerte, su última pintura es un campo abandonado sobrevolado por cuervos... Su prédica ha terminado, el campo está desamparado y el sembrador ha sido derrotado por el mundo.

miércoles, 8 de julio de 2015

Luz de antorchas.

"-Escúchenme, ¡regresen a sus casas! ¿Qué es lo que quieren?.
-¡La independencia!¡La libertad!"

(De la película, La batalla de Argel).

En La Batalla de Argel, el  Frente de Resistencia es derrotado y parece que todo está servido en bandeja de plata para la victoria de los colonos. De repente, algo sucede: sin que nadie se lo espere, las manifestaciones comienzan a cundir en toda Argelia, la situación se hace insostenible y los franceses, más que extrañados, hasta intentan contactarse con antiguos dirigentes de los movimientos de independencia; pero estos dicen no saber qué pasa. El gobierno central de Francia no tienen de otra que pactar la independencia de su colonia. La visión final de la película es de un cierto determinismo histórico que nos dice que "la libertad encontrará siempre su camino". La realidad es más dura que eso y cualquiera, que mínimamente haya estudiado las narrativas históricas, será un escéptico.

Hace unos días en mi país, Honduras, a pesar de una oposición rebasada y dividida, de repente se presentó un estallido social. La organización es menos ideológica que en otras ocasiones y se trata más de la frustración y el enojo contenido que sale ¿Podrá pasar de la protesta a algo más contundente? Me gustaría decir que estoy lleno de esperanza, que a la larga se va a poder vencer a ese poder presidencialista omnímodo; pero las cosas no son tan simples, hay toda una maquinaria monstruosa caminando en contra, mientras que esta rebelión me parece más idealista y espontánea que en otras ocasiones; la figura unificadora ha sido la rabia plural. La ruta, si es que se quiere cumplir la popular consigna, debería ser el paro nacional, pero falta demasiada organización. 

Este movimiento, al igual que la mayoría de los que se han dado de 2009 a la fecha, se ha conformado como una alianza de clases al estilo de los partidos populares latinoamericanos actuales (la marea rosa que arriba tardíamente o que nunca acaba de arribar). Precisamente esa alianza de clases es la gran debilidad y la gran fuerza; en el mismo movimiento hay situaciones contradictorias por la poca claridad ideológica. Si la oposición no es capaz de ver la coyuntura y la necesidad de una alianza estratégica, entonces todo se irá al caño; aunque también cabe preguntarse si la misma oposición partidista no terminaría asfixiándolo al absorberlo y quitarle su bandera de no partidización. Esta la cuestión de muchas dudas que todavía flotan sobre los verdaderos organizadores y sus metas, que a veces parecen chocar con las de la masa.

Se quiere exagerar el peso de la clase media en las protestas; pero se debe tomar en cuenta que ésta es mínima en Honduras, creo que no llega ni al 30% de la población y de hecho se redujo todavía más en los últimos años (casi 320,000 pasaron a la pobreza); así que su peso político está sobre-valorado cuando sólo se la toma en cuenta como masa, su valor auténtico es organizativo. A pesar de que su peso de masa sea mínimo, ellos  (burguesía y pequeña burguesía) ocupan la mayoría de la cúpula de dirección; pero con motivaciones ideológicas no muy claras. Para evidenciarlo sólo basta preguntarse ¿cuántos altos cargos pertenecen a sectores como Villafranca, Divino Paraíso, Los Profesores, etcétera? Claro, es sólo  mi hipótesis; mi comentario debería estar apoyado por mayores datos estadísticos.

Los intentos por desestimar las protestas han sido inútiles. El gobierno del Partido Nacional no está acostumbrado a este tipo de reacciones contra él. Siempre había lidiado con las movilizaciones organizadas por un sector en particular, con dirigencia distinguible a la cual atacar directamente. Su incapacidad se revela cuando, desde las cúpulas, las estrategias son las mismas: descalificar a dirigentes, acusar conspiraciones de oposición, usar los medios para tergiversar o ligar a los manifestantes con el crimen organizado; sin embargo, no se puede atacar la cabeza ya que no hay cabeza visible, ni siquiera un cuerpo sino miles de ellos, miles de rostros y voces alzadas.

Honduras había caído hasta lo más bajo, el ciudadano común ya se había resignado: la única salida era abandonarlo todo. El corresponsal Alberto Arce había incluso llegado a decir que la situación del país rozaba la locura. De ese lodo, la gente se ha levantado para indignarse; aunque la clase gobernante sigue encerrada en su castillo de naipes, presos de su propia ilusión. Contrario a mis compañeros yo me pregunto ¿Será un fuego fatuo más todo esto?¿Encontrará su camino al libertad por medio de esa luz de las antorchas? Miro la escena final de La batalla de Argel una y otra vez, escucho las frases del narrador, como la voz de la pequeña esperanza, "años de lucha deberían todavía pasar" y realmente quisiera creer en ello. 

martes, 30 de junio de 2015

Dos poemas de Gilberto Owen

Booz canta su amor

Me he querido mentir que no te amo,
roja alegría incauta, sol sin freno
en la tarde que sólo tú detienes,
luz demorada sobre mi deshielo.
Por no apagar la brasa de tus labios
con un amor que darte no merezco,
por no echar sobre el alba de tus hombros
las horas que le restan a mi duelo.
Pero cómo negarte mis espigas
si las alzabas con tan puro gesto;
cómo temer tus años, si me dabas
toda mi juventud en mi deseo.

Quédate, amor adolescente, quédate.
Diez golondrinas saltan de tus dedos.
París cumple en tu rostro quince años.
Cómo brilla mi voz sobre tu pecho.
Óyela hablarte de la luna, óyela
cantando lánguida por los senderos:
sus palabras más nimias tienen forma,
no le avergüenza ya decir "te quiero".
Me has untado de fósforo los brazos:
no los tienen más fuertes los mancebos.
Flores palúdicas en los estanques
de mis ojos. El trópico en mis huesos.
Cien lugares comunes, amor cándido,
amoroso y porfiado amor primero.

Vámonos por las rutas de tus venas
y de mis venas. Vámonos fingiendo
que es la primera vez que estoy viviéndote.
Por la carne también se llega al cielo.
Hay pájaros que sueñan que son pájaros
y se despiertan ángeles. Hay sueños
de los que dos fantasmas se despiertan
a la virginidad de nuestros cuerpos.
Vámonos como siempre: Dafnis, Cloe.
Tiéndete bajo el pino más erecto,
una brizna de yerba entre los dientes.
No te muevas. Así. Fuera del tiempo.

Si cerrara los ojos, despertándome,
me encontraría, como siempre, muerto.


Celos y muerte de Booz

Y sólo sé que no soy yo,
el durmiente que sueña un cedro Huguiano, lo que sueñas,
y pues que he nacido de muerte natural, desesperado,
paso ya, frenesí tardío, tardía voz sin ton ni son.

Me miro con tus ojos y me veo alejarme,
y separar las aguas del Mar Rojo de nuestros cuerpos mal fundidos
para la huida infame,
y sufro que me tiñe de azules la distancia,
y quisiera gritarme desde tu boca: "No te vayas."

Destrencemos los dedos y sus promesas no cumplidas.
Te cambio por tu sombra y te dejo como sin pies sin ella
y no podrás correr al amor de tu edad que he suplantado.
Te cambio por tu sueño para irme a dormir con el cadáver leal de tu alegría.
Te cedo mi lámpara vieja por la tuya de luz de plata virgen
para desear frustradas canciones inaudibles.

Ya me hundo a buscarme en un te amé que quiso ser te amo,
donde se desenrolla un caracol atónito al descubrir el fondo salobre de sus ecos,
y los confesonarios desenredan mis arrepentimientos mentirosos.
Ya me voy con mi muerte de música a otra parte.
Ya no me vivo en ti. Mi noche es alta y mía.

domingo, 28 de junio de 2015

La caída de América


"Los asesinos avanzan con acordes de muerte
a través de un sótano de fotografía,
auriculares puestos, filete sobre plástico,
servido -Ojos alzados hacia la imagen-

¿Qué es lo que puedo perder yo si cae América?
¿Mi cuello? ¿Mi cuerpo?¿Mi personalidad?"

-Allen Ginsbeg, Cruzando la nación.

Estados Unidos es un país, decía Borges, que se había construido en base a un ideal: el de la democracia. Lo notamos en muchos de sus poetas del siglo XIX, pero sobre todo en la obra Walt Whitman que intenta poner a toda una joven república en su poesía. Este ideal, sin embargo, degeneró al mezclarse con el mercantilismo y el imperialismo, ese cambio también se siente en la primera poesía estadounidense del siglo XX. Lo vemos en el Cantar XLV de Ezra Pound contra la usura, en el poema Dejen que América vuelva a ser América  de Langston Hughes o en la narración de Una pesadilla con aire acondicionado de Henry Miller. 

La caída de América de Allen Ginsberg es sólo la piedra final en todo ese gran edificio espiritual. El poeta comienza con el viaje de regreso a su casa para terminar recorriendo todo un país. En sus travesías se encuentra con el contraste entre la maquinaria industrial y lo natural, el concreto contra el bosque, la belleza de un paisaje desierto, de las grandes planicies contra el movimiento de las ciudades, el jazz y los mantras contras las radioestaciones que predican la guerra y el imperialismo, el erotismo de los cuerpos del pasado frente a los cuerpos desmembrados de la juventud del presente de Vietnam y Jessore, el poema bucólico se contrapone a la elegía. Se envidia a los amigos muertos que se salvaron de ver cómo todo se pudría; porque el destino manifiesto de ese Imperio no es la salvación de la humanidad sino condenarla. No hay esperanza, no hay lugar a donde huir.

sábado, 23 de mayo de 2015

"Y siguió aprendiendo el camino de la soledad en todo momento."

“¡A veces encuentro cosas tan bellas en el alma! Nosotros, los buenos, los que tenemos el alma libre y dispuesta, sentimos más. No dejes que la tristeza sea amarga, haz que sea dulce. Y si duele mucho, huye, piérdete dentro de una flor que mires o deja que tu alma se eche a volar para coger una nube o tocar un color del cielo o deja que viaje sobre las notas de una música o convierte la tristeza en poesía o algo. Úsala para encontrar poesía. Cuanto más grande y dolorosa es la tristeza, más fuerza tiene para darte impulso y llevarte hasta los lugares donde hay paz y belleza dentro de ti, fuera de ti”.

-José Masiques. 

domingo, 17 de mayo de 2015

El sueño latente en Bertolucci

[Hace unos días hablaba con una amiga al respecto de este autor y mucho de esta entrada deriva de esa plática. Pues bien, dicho esto, hay que iniciar].

De Bertolucci sólo he visto tres películas: El último emperador, El último tango en París y Los Soñadores. Me gusta como maneja el erotismo en esas tres obras: los personajes se embeben y se encierran; pero el mundo exterior siempre los termina alcanzando. El territorio interior de los placeres en que se refugian siempre es destruido por lo externo: procesos políticos y guerra mundial en El último emperador; el cuarto de los amantes es traicionado por sus vidas personales en El último tango en París; y el cine, sexo y música de Los Soñadores es hecho trizas por los sucesos de 1968 (este último con la toma de consciencias de uno de sus personajes).


Me resulta atrayente ese encierro, porque todos en algún momento lo hemos pasado: un recluirse en los placeres, una cárcel hedonista. En estas historias, el castigo también está afuera, rondando, y algo tiene de moraleja (no me gustaría decir moralizante); esa materialidad siempre pone una frontera. En el fondo, te dice, no te puedes apartar de la realidad, ella te terminará destruyendo en algún momento si lo hacés; las fachadas siempre caen, la objetividad impone sus límites aún a costa de sangre.


El nombre de uno de sus filmes deja bien claro lo que aquí he expuesto: Los soñadores, gente que vive en un sueño, que debe despertar de él. Llega un punto en que, al ver los contrastes, nos preguntamos ¿son soñadores por su idealismo o sólo por enclaustrarse en sus disfrutes?¿deben despertar o es ese despertar del final (a la violencia política) sólo otro sueño?¿el sueño de los otros?¿vamos cayendo de sueño en sueño?¿cuál es el auténtico sueño y cuál no? ¿Sólo se pasa de una cárcel a otra como Puji en El último Emperador?


Muy a riesgo de equivocarme, y siguiendo un poco mal a Lacan, podría decir que la Ley (con esas mayúsculas) siempre mantendrá su dominio sobre esos mundos aparentemente ideales, sin importar de cuál se trate, para evitar el riesgo de que los seres caigan en lo indeterminado, que se anulen unos a otros; esa es la "espada de Damocles" que se tiende sobre todo aquel que busque ese tipo de reclusiones. La luz se vuelve enceguecedora entonces y regresa con toda su potencia con toda su crueldad, para causarnos el dolor de ver.    

miércoles, 6 de mayo de 2015

El triunfo de la muerte

El triunfo de la Muerte del pintor Pieter Brueghel el Viejo.
Hace unos meses fui a una conferencia de Manuel Asensi sobre la confrontación entre Lacan y Deleuze. Más allá del tema central, me llamó la atención una de las reflexiones de Asensi al respecto del caos en el Tercer Mundo. Desde la perspectiva eminentemente  psicológica hay algo que se llama pulsión de muerte (Tánatos) contrapuesta a la pulsión de vida (Eros). La cuestión es que la sociedad (la cultura le llamaba Freud, el Gran Significante para Lacan) hace posible que se desarrolle una pulsión de vida muy fuerte al ligar a los sujetos que la conforman; pero cuando esta cae en crisis, la pulsión de muerte toma su lugar porque esa es la verdadera naturaleza original del ser humano y no los sentimientos de bondad y bienestar como se cree utópicamente. Cuando se aminora o ya no existe esta pulsión de vida, entonces no hay moralidad (super-ego). Sólo quedan dos opciones: o la pulsión de vida se enmascara de fascismo para aminorar las otras pulsiones del sujeto hasta aplastarlo o todos terminamos matándonos unos a otros hasta que digamos basta de puro hartazgo. Resumen: todo se fue al carajo y llegamos al momento del sálvese el que pueda.

Claro, esta explicación resultaría pobre si no se encuadrase con otras razones: las económicas y las sociales. Eso no quita, por supuesto, que ahora podemos ver con mayor claridad el sustrato simbólico de los últimos hechos en Honduras: ayer un hombre mató a otro por la pelea en la que discutían quien quedaba adentro o afuera de un portón, dos amigos se agarraron a machetazos por un partido de fútbol, una mujer lanzó su hijo a los perros para que lo destazaran, un hombre alegó que sólo había cometido un "error humano" al cortarle los pies a su esposa, el presidente dijo que se debía olvidar de los derechos humanos para combatir la delincuencia y restablecer nuestros derechos (¿cuáles?) y así ad-nauseam; los conceptos del bien y de mal se desdibujan, se pasa a la ley del más fuerte y los casos de violencia se vuelven cada vez más inquietantes y absurdos. Resulta una obviedad dar un dictamen: la gran muerte es la única que se levanta para blandir su guadaña sobre miles de habitantes en ese país olvidado, es ella quien realmente se ha llegado a empoderar y la que muestra sus luces tras los rostros. 

domingo, 5 de abril de 2015

Carta de Andrés Caicedo a Patricia Restrepo


[Cali, 4 de marzo de 1977]*

De nuevo te llamo Patricita, mi amor único, mi vida entera, mi redención y mi agonía:

Con el horror y la expectativa de que ésta sea la última carta correspondiente al último día de vivienda juntos, después de que a lo largo de dos años hemos intercambiado, modificado por el gozo o por el sufrimiento nuestras vidas, después de que he llegado a un grado de dependencia de tu cuerpo, de tu alma, que difícilmente podría haber llegado a imaginar en años más tempranos de mi existencia Patricia, te espero; ya hice todas las vueltas correspondientes al día de hoy; con el corazón en vilo me vine hasta acá, corriendo, pendiente de la alternativa de la dicha, el alivio, que hubiera significado verte, mas veo solo tu ausencia, o si no de que ya te hubieras marchado del todo, de que (una vez, una vez más) hubieras empacado libros (hay, tantos que aún no he leído) y equipaje, dejándome, para mi eterna tristeza y vergüenza, la camiseta en cuyo frente está inscrito mi nombre. Mas no lo has hecho; he llamado insistentemente a la casa de Ospina a ver si estás allá; unas veces me ha contestado Eduardo (¿te has negado?), otras veces no me contesta nadie (¿te has negado a contestar el teléfono?); y he llamado también a mi mamá, y ella, como siempre, ha quedado de nuevo preocupada, al sabernos en otro acceso de nuestra continua pugna. Finalmente he recorrido la Sexta de arriba abajo, el centro, y partes de la Quince. Oigo sonido de llaves y creo, faltándome la respiración, que eres tú, mas no, es la bruja de al lado. He pensado, se me ha ocurrido la loca idea de llevarme todo tu equipaje para mi casa (mi mamá dice que nos ha preparado un almuerzo rico), pero pensándolo mejor he creído que eso te ofendería y que entonces mayores serían tus motivos para abandonarme. No lo hagas. He recorrido las líneas de aviación, pero en ninguna están autorizadas para dar nombres de las personas que han reservado pasaje, así que, Patricita, vida mía, ¿dónde estás? Veo que te has llevado la plata que había en el escritorio ¿Qué estás haciendo con ella? ¿Has podido desayunar? ¿Estás comprando pasaje para Bogotá? ¿Estás en Telecom hablando con el hombre a quien aborrezco con toda mi alma? ¿Estás en la imprenta Gutiérrez pagando la deuda de los afiches? Vida mía ¿dónde, dónde estás?

No creas que la satisfacción de haber recibido hoy el primer ejemplar de mi novela pueda compararse a la absoluta infelicidad que siento por el desprecio que has alcanzado a tenerme. “¡Te aborrezco- me has dicho- , no sabes el asco que te tengo!” Mi amor, ¿es eso verdad? Ay, apenas son las once y media y quién sabe que clase de actividad será buena para ti a estas horas. Por favor, ven, ven a verme, aunque sea para decirme que has aceptado la propuesta del hombre que odio, que te vas esta misma tarde a dormir con él y que le vas a decir a tu mamá lo degenerado que soy. Yo estaba dispuesto a dejar de hacer todo lo que te producía sufrimiento, mi amor. Pero tu conducta intransigente, antipática, odiosa, me llevo de nuevo al camino de los tranquilizantes. Si no, ¿cómo hubiera hecho para poder dormir, para poder pensar, para poder alcanzar hasta hoy, el día en que iba a recibir el libro?

Patricita, te lo suplico, por favor, créeme, el acto, los movimientos, los gestos que yo hice con H.A. Tenorio no fueron de homosexualismo, yo no soy homosexual. Fue que se me fue contagiando la locura de él, y lo que hice fue para probarle que yo podía hacer cosas mucho más chifladas, mucho más incoherentes, quería pasmarlo y confundirlo, y de hecho lo logré, y así me sentí bien. De resto no es nada más vida mía, por favor, sácate esa obsesión, esa terquedad de la cabeza, ese empecinamiento que te caracteriza. Patricita, ¿y que si llegaras ahora mismo? Voy a pararme, voy a salir, voy a llamar a la casa de Ospina a ver si estás allá, y después voy a llamar de nuevo a mi mamá. Ojalá que este movimiento que me apresto a hacer produzca otro en dirección contraria protagonizado por tu bella, única personita.

Hice todo, y fue infructuoso. Acaba de llegar una carta de Miguel Marías. Dice que sí (ya) a las críticas de Taxi Driver, Family Plot, y ampliar Alfredo García; la crítica de Spoto se le hizo muy mala. Me he encontrado con Bernardo. Ahora me ha entrado, no sé, cierta apatía, cierta no tanto inexplicable como inmovilizadora tristeza, cauda también de que a lo mejor todas estas líneas sean en vano y que ya mi amor no tenga nadie que lo reciba, y que hojees semejantes palabras y pienses, simplemente, con el desprecio que te caracteriza. “Ja”. De todos modos no lo sé.

He hablado con mi mamá otra vez, y me propuso que me fuera para allá inmediatamente, que allá me consentía. Pero no, voy a quedarme aquí todo el día, esperándote. Me encontré con Hernán N., él iba en jeep y paró y yo le mostré Qué viva la música y se puso, la verdad, bastante contento, y me invitó a que fuera esta tarde a su oficina, para que planeáramos la celebración. Pero yo no quiero hacerlo. Yo solamente querría celebrarlo contigo. Y no haciendo una rumba ni llevándote a comer, sino congraciándonos. Patricita, contentándonos de nuevo. Sería tanta la dicha, sería tanta mi felicidad. No sé, francamente, lo que empezaría a hacer de no estar más a mi lado. Pero no lo vas a estar, lo sé. Qué ironía. Dime, ¿te vas a quedar al menos para la función de esta medianoche? Si llegamos al teatro puedes irte así con algo de plata, y ya tienes la mensualidad de tu mamá asegurada, al menos por un tiempo. Quédate esta noche, por favor. ¿Cómo te vas a ir sin el equipaje?

Dame algo de alegría, porque tú eres mi alegría y yo tengo en estos momentos el corazón en pedazos y ya no sé dónde recogerlos, o no sé qué hacer con ellos. Me deprime también la posición tan inestable mía en este apartamento. Si tú te vas yo me iré, claro, al lado de mi mamá, a intentar crear de nuevo un mecanismo de soledad que sea casi perfecto. Tengo necesidad de ti, amor mío. Puedo acostumbrarme a estar sin ti, pero nunca a olvidarte. Cuánto trasteos, cuántos cambios, cuántos altibajos de estados de ánimo. Ya van a ser la una (o ¿ya son? ¿ Será posible que se haya parado mi reloj? ) Ahora me acabo de cruzar con el León (Cerdo) Corkidi, y no me dijo nada, a pesar de que esta mañana bien temprano le entregué la carta. Mi mamá me dijo (¡ ay, qué lío!) que hoy por la tarde me traían la nevera. Ya no me negué, a mí de todos modos me sirve, en caso (Dios no lo quiera) conozca alguien con la cual merece la pena formar rancho aparte. Creo que no voy a escribir nada más. No tengo otra cosa que decir además de que no me dejes, no me dejes, no me dejes, no me dejes, no me dejes, no me dejes, no me dejes, no te vayas, no te vayas, no te vayas, no te vayas, no te vayas ¿ Será posible que a esta hora estés almorzando en Los Turcos? ¿ En Los Mellizos? Dentro de un momentico voy a ver, mejor dicho ya no sé qué hacer, no tengo ni idea de a dónde puedas estar y eso me mata, me mata la indecisión, la inseguridad, quiero verte, Patricia, entregaría mi vida a cambio del privilegio enloquecedor de abrazarte, de recostar mi cabeza en tu pecho, y abrazarte, encontrar la seguridad en ti. Alto ¿ Será que te has ido para el campo? ¿Para Pance?

Ahora vino H.A Tenorio con la idea de sacar una revista trimestral sobre arte en general y quiere que yo colabore y yo claro que con mucho gusto. Pero antes necesito verte, vida mía, amor mío, mi dulce, mi bella, mi placenteramente insoportable perdición. Aparece, Patricia, ven a mí, vente conmigo nuevamente, aunque sea la última. Yo te necesito, ya te lo he repetido mil veces, no soy nada sin tus besos, no me dejes solo, no me dejes solo, vienen a mi mente miles de canciones cursis, pero ninguna alcanza a expresar mis ansias, mis sentimientos. O déjame, está bien, pero concédeme la tranquilidad de no volver a pensar en ti jamás.

Te adoro, te idolatro, si no puedo vivir sin ti llevaré, supongo, una especie de anti-vida, de vida en reverso, de negativo de la felicidad, una vida con luz negra. Pero brilla el sol, tú puedes estar cerca. Ahora salgo a buscarte, amor mío.


*Ese mismo día, Andrés Caicedo entrega esta carta a Patricia Restrepo y luego se suicida al ingerir sesenta pastillas de secobarbital. Ya en otra carta había mencionado su deseo de no vivir más allá de los 27 años. 

lunes, 30 de marzo de 2015

Esas manos manchadas de sangre


Marlon Escoto, Ministro de Educación, decidió aplicar un viejo reglamento según el cual las clases debían ser de 45 minutos y no de 40. Esto implicaba que los alumnos que iban en el horario de la mañana entrarían al rededor de las 6 de la mañana y los de la tarde saldrían cerca de las siete de la noche. Las protestas de los estudiantes se hicieron sentir en los días siguientes. Más allá de cinco minutos extra de clases, el verdadero problema es que la seguridad no existe en mi país y los jóvenes exponían sus vidas al tener que salir y regresar a tales horas; porque la mayoría de ellos habitan en sectores de alto riesgo (ya de por sí, Honduras entero es un país de gran peligro). 

Soad Nicole Ham Bustillo tenía 13 años, iba en primer curso del Instituto Central Vicente Cáceres. Aquel día, ella apareció en  el canal  de Televisión Hable como habla (HCH), junto con sus compañeros habían realizado un toma del colegio y se quejaba antes las cámaras sobre las sillas que no tenían en sus aulas, sobre el gasto militar excesivo del actual presidente y, para finalizar, insultó al actual ministro cono un estridente "¡Viejo hijo de la gran puta!". Dos días después, el cuerpo de Soad fue encontrado encostalado con marcas de haber sido estrangulada. Su asesinato coincidió con el de otros estudiantes de secundaria que también habían participado en las protestas. La mirada incriminatoria cayó inmediatamente sobre los altos cargos del gobierno. Ante los señalamientos, la policía y otras personalidades alegaron lo mismo que en otros incidentes: que los estudiantes estaban implicados en pandillas, con el agravante de provenir de familias desorganizadas e irresponsables y de tener conducta irregular en sus clases (lo último según el ministro). 

Hace unos días, con respecto a la muerte de Soad Nicole, yo comentaba lo siguiente: Las autoridades de seguridad en Honduras no son de fiar y nunca lo han sido, sólo miren el caso de Ebed Yanes, Rafael Vargas Castellanos (el del hijo de la rectora), el de Riccy Mabel y tantos otros... Se usaba el viejo argumento de "en algo malo andaba" para justificar su muerte (aunque digan que no la justifican, sí lo hacen al culpabilizar a la víctima) cuando en el fondo sólo se escondía la podredumbre de la policía y del ejército. Todos esos casos sólo salieron a la luz porque los afectados se movieron para resolverlos. Entonces pregunto ¿Cuántos más habrá?¿Será este uno de esos casos?¿Podemos estar seguros de que no lo es? Nunca tendremos respuesta, pues no se puede confiar en ninguna autoridad hondureña debido al alto nivel de corrupción. 

Ya en el imaginario popular quedó que a la niña la mataron por una protesta y va a ser muy difícil que se saque esa idea de la mente de las personas. Al fin y al cabo,  ya no es relevante si la mató un marero o un político, si su muerte se planeó en una casa loca o en la presidencial; la respuesta es la misma de siempre: fue asesinada por todo un sistema asqueroso y descarado, por todos aquellos que defienden el status quo hondureño y quienes se callan ante él, esas son las autenticas manos manchadas de sangre. 

lunes, 23 de marzo de 2015

En el viento se balancea


Mi vida se balancea en el viento
como hojas sobre el enrejado,
en el brillante y tempestuoso viento otoñal.

En la tormenta suena un piano
como las olas sobre la playa.
Las nubes oscuras persiguen el viento.

Mi corazón alberga un espejo negro.
Cuando me asomo en él,
mi rostro se atenúa, arde, lastima,
como lo hago yo mismo
en las horas solitarias que conozco.

Mi vida se balancea en el tempestuoso
viento otoñal que atraviesa los campos.

-Srečko Kosovel.

jueves, 19 de febrero de 2015

El zorro es más sabio

Un día que el Zorro estaba muy aburrido y hasta cierto punto melancólico y sin dinero, decidió convertirse en escritor, cosa a la cual se dedicó inmediatamente, pues odiaba ese tipo de personas que dicen voy a hacer esto o lo otro y nunca lo hacen.

Su primer libro resultó muy bueno, un éxito; todo el mundo lo aplaudió, y pronto fue traducido (a veces no muy bien) a los más diversos idiomas.

El segundo fue todavía mejor que el primero, y varios profesores norteamericanos de lo más granado del mundo académico de aquellos remotos días lo comentaron con entusiasmo y aun escribieron libros sobre los libros que hablaban de los libros del Zorro.

Desde ese momento el Zorro se dio con razón por satisfecho, y pasaron los años y no publicaba otra cosa.

Pero los demás empezaron a murmurar y a repetir “¿Qué pasa con el Zorro?”, y cuando lo encontraban en los cócteles puntualmente se le acercaban a decirle: "Tiene usted que publicar más".

—Pero si ya he publicado dos libros —respondía él con cansancio.

—Y muy buenos—le contestaban—; por eso mismo tiene usted que publicar otro.

El Zorro no lo decía, pero pensaba: "En realidad lo que éstos quieren es que yo publique un libro malo; pero como soy el Zorro, no lo voy a hacer".

Y no lo hizo.

-Augusto Monterroso, del libro La oveja negra y demás fábulas.

domingo, 25 de enero de 2015

Pequeñas victorias

Ayer, se detuvo la intención del presidente Juan Orlando Hernández (Partido Nacional) de elevar a rango constitucional la Policía Militar de Orden Público (PMOP). Para los que son extranjeros y aquellos que no están al tanto de la situación, déjenme explicarles que este tipo de policía es un escuadrón especial que se creó con el fin de combatir la delincuencia debido a los altos indices de violencia que se viven en mi país. El mayor "pero" a este proyecto es que representa regresar a un pasado militarista donde las instituciones civiles (la policía en este caso) estaban bajo el control del ejército. 

El plan de Orlando Hernández consistía en elevar la PMOP a carácter de permanente y bajo el control directo de la presidencia de la república (de acuerdo a cada situación, las fuerzas del orden público en Honduras responden a diversos poderes del Estado). Por su parte, la oposición alegaba que una organización de ese tipo bajo el control de una sola persona podía llevar a  que se le diera un mal uso y, en el caso de Juan Orlando, a que la utilizara como su propia guardia pretoriana para su defensa y llevar a cabo sus intenciones reeleccionistas.

Durante los días previos, una campaña de presión se hizo sentir contra los cuatro partidos de oposición (LIBRE, Partido Liberal, PINU-Socialdemócrata y Partido Anti-corrupción). Los diputados denunciaron que estaban siendo intimidados de diversas formas y, por si fuera poco, el mismo presidente de la república convocó a una cadena nacional de radio y televisión para decir que si no lo apoyaban era porque estaban coludidos con la delincuencia. Al final, el resultado de la votación fue de 67 votos en contra y 61 a favor.  Considero que la derrota del Partido Nacional fue lo mejor que pudo pasar. Minutos después, el mismo presidente anunció que iba a convocar a un plebiscito; aunque de nuevo necesita contar con la aprobación por mayoría calificada en el congreso y eso implicaría una negociación. 

Lo interesante es que Juan Orlando no se da cuenta que con esa insistencia sólo está uniendo cada vez más a la oposición y conjuntándola en su contra. Claro, el futuro sigue mirándose oscuro y parece que seguirá así. Hace unos días regresé de Honduras y puedo dar fe de que nada ha cambiado: las muertes, la corrupción y la delincuencia son el pan diario, la crisis hace que cada vez más gente intente escapar a como dé lugar; por muchas estadísticas falsas y medios comprados, uno no puede esconder eso. 

Mi patria se ha convertido en un país donde la esperanza ha sido llevada hasta los suelos. En los últimos dos años, ha sido golpe tras golpe a cualquier optimismo. Quizás por eso estamos contentos por esa pequeña victoria de ayer. Hemos estado tan acostumbrados a las decepciones y a morder el polvo a cada momento, que hasta lo más ínfimo nos parece un paso monumental. Como dijo Fabricio Estrada después de la votación: "Un poco de luz, caramba, tan sedientos de cielo estábamos".

domingo, 18 de enero de 2015

Mudanza (Otra vez).

Un año más en este blog y he decidido cambiar la dirección. Sí, es por tercera vez en los seis años que llevo usando esta plataforma, ya sé. Antes de que se vengan los reclamos, déjenme decirles que se debe a cuestiones prácticas, porque la actual es demasiado larga y cuando la piden (aunque no me crean, a veces pasa) tengo que remitir a las personas al buscador de Google. 

El día que he elegido para hacer la mudanza es el domingo 25 de enero. Quienes quieran saber la nueva dirección (si es que hay algunos), sólo revisan mi cuenta pública de Twitter o la privada de Facebook (los afortunados a los que tengo en esa red social) o le dan El libro de Manuel en el buscador de Google (cuidado con un blog mexicano inactivo que tiene el mismo nombre). De paso les anuncio que quizás salte a otras plataformas como Youtube para retomar algunos artículos en vídeos cortos, lo cual anunciaré cuando las planes estén concretados. 

Para serles sincero, había considerado cambiar el nombre del blog y su estilo, pero creo que le he agarrado cariño al nombrecito. Como esto es medio intrascendente, no le quería dar tanta importancia; sin embargo, alguien me recomendó que hiciera este anuncio. Si algo he aprendido de 2008 para acá es que no se debe exagerar las cosas, porque se llega a niveles patéticos y luego como dice la canción... 

domingo, 11 de enero de 2015

El fantasma de Vicente Huidobro


"Alberto Álvarez fue el albañil que construyó, hace más de cincuenta años, la casa de campo del antipoeta y mago. El escritor Volodia Telboim revela en su biografía Huidobro: la marcha infinita (Ediciones BAT, Santiago de Chile, 1993) que Álvarez  vio morir al poeta cuando se iba 1947 y comenzaba 1948:

"Entró al dormitorio donde yacía peleando con la muerte y cuenta que lo divisó lacio, con los ojos que se le iban para atrás, con la piel que se le fue poniendo traposa. Estaba más flaco y la nariz se le veía más grande. No decía nada. No se podía mover y golpeaba las sábanas con un dedo. Me asusté mucho ¿Por qué tenía tanto miedo? No ve que decían que había hecho pacto con el diablo. Pero ¿por qué decían eso? Sería porque trabajaba de noche y dormía de día, o por las cosas raras que han pasado aquí, por las apariciones, por los jotes que no se separaban del ataúd. Vaya a saber uno. Tal vez se murió porque se había casado con una mujer mucho más joven y se ponían inyecciones para responderle."

Otros testigos aseguran que el padre de Altazor y de Temblor de cielo, así como del Creacionismo y de más de una treintena de obras muy variadas, tanto en verso como en prosa, aún cabalga cubierto de una manta de Castilla. Los labriegos dicen que en su antigua casa de campo se pasean los espíritus. Algunas noches lo sienten llegar convertido en una sombra blanca. De pronto escapa de la tumba una carroza fúnebre, y arriba se equilibra una especie de fantasma vestido de negro. Es Huidobro, el demiurgo de la razón clandestina, no puede ser otro que Vicente Huidobro. El diario El Mercurio, de Santiago de Chile,  recoge el testimonio del albañil Alberto Álvarez: 

"De la puerta de mi casa divisé que venía algo de arriba. Era un hombre a caballo corriendo rápido, directo a los alambres de ropa tendida... Pensé: aquí se corta la cabeza el fulano. Y cuando voy viendo que pasa por los alambres sin siquiera moverlos, oiga. Y el que pasa, ya se ponen a aullar los perros... Otra noche vi unas mujeres que venían de a pie. Creí que eran mis hermanas, cuando más de cerca veo que no tenían ni vestido y que debajo del pañuelo de la cabeza tampoco tenían cara. Me entré corriendo. Gritaba como si fuera un loco."

La versión del albañil, envuelta en lo fantasmal aparece en aquel periódico del 26 de junio de 1983.

Volodia Teitelboim, que también escribía versos con inquietud existencial y metafísica, estuvo muy cerca del poeta como discípulo asombrado, durante su juventud. Muchos años después, el estupor no desaparece y reflexiona:

"No sé si alguna vez Vicente, en vida, pudo imaginar que se construiría una leyenda con visos demoníacos; que se convertiría para algunos en historia de aparecido y en superstición local. Tomando en cuenta sus estudios especiales de ocultismo en París, y algunas de sus obras donde pretende entrar en contacto con lo sobrenatural, quizás el fenómeno no le hubiera ni extrañado ni desagradado. Creía en la transmisión del pensamiento. Vladimir también admite que su padre era medio brujo. Rememora que le gustaba hipnotizar amigos y hacía con él pruebas de poder mental."

Ese niño nació en 1934 y ha sido funcionario del Ministerio de Economía. Sobre el poder mental de su padre, dice que el antipoeta y mago se iba a la última pieza de la casa: 

"...mientras nosotros en la sala escondíamos cualquier cosa. Volvía y la encontraba, sin siquiera sospechar qué habíamos escondido. No sé si alguna vez invocó al diablo, pero esos asuntos le gustaban. Seguramente hizo sesiones de espiritismo. Me han dicho que ahora es uno de los personajes favoritos de los médiums. Y cuando he estado en una sesión de amigos aficionados mi padre llega sin que lo llamen"


-Hernán Lavín Cerda, Vicente Huidobro, el brujo, el iniciador, el visionario.