sábado, 20 de diciembre de 2014

Ozymandias

Conocí a un viajero de una tierra antigua
que dijo: «dos enormes piernas pétreas, sin su tronco
se yerguen en el desierto. A su lado, en la arena,
semihundido, yace un rostro hecho pedazos, cuyo ceño

y mueca en la boca, y desdén de frío dominio,
cuentan que su escultor comprendió bien esas pasiones
las cuales aún sobreviven, grabadas en estos inertes objetos,
a las manos que las tallaron y al corazón que las alimentó.

Y en el pedestal se leen estas palabras:
"Mi nombre es Ozymandias, rey de reyes:
¡Contemplad mis obras, poderosos, y perded la esperanza!"

Nada queda a su lado. Alrededor de la decadencia
de estas colosales ruinas, infinitas y desnudas
se extienden, a lo lejos, las solitarias y llanas arenas»

-Percy Bysshe Shelley.

sábado, 22 de noviembre de 2014

22-11

[Noche del 26 de enero de 2013]

“Soñé que estaba en Praga con vos; sin embargo, no te veía ni podía percibir mi cuerpo o el tuyo. Solo éramos como dos voces en off que recorrían la ciudad; pero sí estaba seguro que eras vos mi compañía. Hablábamos de que no existían puentes en esa urbe. Yo te decía que eso no era cierto, que sí había uno; porque Joaquín Sabina lo mencionaba en una canción, y el puente tenía el nombre de un Rey o Emperador que se llamaba Wenceslao o Pedro. Luego vos me insistías en "que no, que no habían puentes en Praga"; porque no habían ríos. Entonces, ya sin la sensación de que éramos voces en off sino de que estábamos en algún parque praguense, aunque sin nuestros cuerpos, como fantasmas, mirábamos frente a nosotros una extensión muy grande de agua, algo tan inmenso que no sabíamos si era un río muy caudaloso o simplemente el mar. Después me desperté."

03. Cristales de bohemia by Joaquín Sabina on Grooveshark

miércoles, 12 de noviembre de 2014

12-11

"Every time I crawl past your door,
I been wishin' I was somebody else instead.
Down the highway, down the tracks,
down the road to ecstasy,
I followed you beneath the stars,
hounded by your memory
and all your ragin' glory.

I been double-crossed now for the very
last time and now I'm finally free,
I kissed goodbye the howling beast
on the borderline
which separated you from me.
You'll never know the hurt
I suffered nor the pain I rise above,
And I'll never know the same about you,
your holiness or your kind of love,
And it makes me feel so sorry."

-Bob Dylan, Idot wind.

sábado, 1 de noviembre de 2014

Sergei Eisenstein y el Día de Muertos






“Y la gran sabiduría de México sobre la muerte. La unidad de la muerte y de la vida. El paso de una y el nacimiento de la otra. El eterno círculo. Y la sabiduría aun mayor de México: el saber disfrutar de ese eterno círculo. Día de los difuntos en México. El día de mayor diversión y regocijo. El día en que México provoca a la muerte y se ríe de ella. La muerte es tan sólo un paso a otro ciclo de la vida, ¿por qué temerla, pues? Las sombrererías exhiben calaveras con sombreros de copa y sombreros de paja. Los dulces toman la forma de cráneos de azúcar y ataúdes de confitería. Grupos de gente van al cementerio y llevan comida a los muertos. La gente juega y canta sobre las tumbas. La comida de los muertos se la comen los vivos. Cada vez se bebe y se canta más. Hasta que la noche cubre el día de los difuntos. El día de los difuntos se convierte en el día del nacimiento de nuevos seres, de nuevos arribos. Y de debajo del cráneo espantoso de la grotesca mascara y fiesta de muerte, asoma el rostro sonriente de un recién nacido que impone la ley inmutable de la muerte que sigue a la vida y de la vida que sucede a la muerte”.

-Sergei Eisenstein, El sentido del cine.

domingo, 26 de octubre de 2014

"Si se continúa amando sinceramente lo que es en verdad digno de amor"

El sembrador con sol poniente, de  Vincent Van Gogh

"En lo que me concierne, debo tornarme un buen predicador, que tenga algo bueno que decir y que pueda ser útil al mundo, y tal vez me convendría conocer un período de preparación relativamente largo que quedara sólidamente confirmado en una firme convicción antes de ser llamado a hablar a otros... Desde el momento en que nos esforzamos en vivir sinceramente, todo será para buen fin, hasta si debemos inevitablemente tener penas sinceras y verdaderas desilusiones; cometeremos también gruesas faltas y haremos malas acciones, pero es verdad que es preferible tener el espíritu ardiente, aunque se deban cometer más faltas, que ser mezquino y demasiado prudente. Es bueno amar tanto como se pueda, porque ahí radica la verdadera fuerza, y el que mucho ama realiza grandes cosas y se siente capaz, y lo que se hace por amor está bien hecho. Cuando quedamos impresionados por uno u otro libro, por ejemplo, tomando al azar: La golondrina, La alondra, El ruiseñor, Las aspiraciones del otoño, Veo desde aquí una señora, Amaba esta pequeña ciudad singular, de Michelet; es porque estos libros han sido escritos con el corazón, en la simplicidad y pobreza del espíritu. Si se tuvieran que pronunciar algunas palabras pero con un sentido, sería mejor que pronunciar muchas que no serán más que sonidos huecos y no costaría nada pronunciarlas por la escasa utilidad que tendrían.

Si se continúa amando sinceramente lo que es en verdad digno de amor y no se derrocha el amor en cosas insignificantes y nulas e insípidas, se logrará, poco a poco, más luz y se llegará a ser más fuerte."

-Vincent Van Gogh, Cartas a Théo. 

sábado, 11 de octubre de 2014

Ilustraciones de Lesley Barnes


Pájaro de fuego.


Castillo en el bosque encantado.


El león domador


Belorefonte y pegaso


El héroe

Para ver más ilustraciones de ella, pueden seguirla en su página o en su perfil de facebook. 

sábado, 4 de octubre de 2014

Poemas de José Eugenio Sánchez

Según su ficha, nació en Jalisco, en 1965 y actualmente vive en Monterrey, Nuevo León. Obtuvo el X Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe en 1997 por el libro Galaxy Limited café (los poemas incluidos en esta entrada pertenecen a esa edición) y el Premio Poesía Joven de Monterrey 1991. Entre otras de sus publicaciones se encuentran La felicidad es una pistola caliente, Physical graffity, El azar es un padrote y Tentativa de un sax a medianoche. Ha sido becario del Centro de Escritores de Nuevo León en 1992, del Fondo Estatal de Nuevo León en 1996 y 1999 y del FONCA en 1997 y 1999. Es un artista multidisciplinario que también se dedica al performance (fenómeno poético underclown) y a la escritura de guiones cinematográficos. 


27 de julio de 1967 (esas palabras ruborizarían a cualquier marinero)

desde el lomo de la bestia de hierba
donde el sol desparrama los primeros síntomas de su fiebre amarilla
camionetas repletas e mariguana descienden la sierra rumbo a la frontera
entre balaceras y mujeres que caminan despreocupadas
(helicópteros punta de flecha en el cielo transportan
polvo
que vale siete mil ovejas tres mil camellos quinientas
yuntas de bueyes quinientas burras y ganados
hormigueando sobre la tierra)
cuando el mundo era un muestra de zacate sobre
un gran arenal
aquí ya habían llegado los extraterrestres
cuando creían que el mundo era una torre de barro
que se alzaba cerca de las nubes
o una superficie plana sostenida por tres patas como
una mesa
o un gran ruido girando en el gramófono del cosmos
aquí los extraterrestres construían pirámides
y jardines y cascadas y libros invisibles y moléculas de wolframio
y películas de terror (aún censuradas)
y varias playas nudistas
y no descansaban
cuando se creía que el mundo era una especie en
extinción
o que no existíamos
o que un tipo musculoso lo cargaba
o que un accidente magnético lo mantenía dubitativo
o que era una eclosión acuífera fragmentada a distintas
temperaturas
o la lejanía de un telescopio o un código de barras
aquí los extraterrestres tallaban piedras
olla tumbas e inventaban el chantaje
ya habían sembrado codiciadas hierbas y afrodisíacos
y construido pistas de aterrizaje y documentos falsos y
grandes sobornos
y antes de irse o de que llegáramos
ya tenían empaquetado el resto del paisajes
dejando esos vacíos
donde las camionetas (y los helicópteros) entregan
 puntualmente su mercancía


banner flag

en 1800 y tantos se estaba enfriando en la ventana un gran pastel llamado américa
de todas partes llegaron por su rebanada
:las empresas de carbón usaron los huesos de 2 millones  1/2 de búfalos para poner el horno en su punto
y una nube  marrón se asó en el bosque

américa era un sol brillante reflejado en el missisipi
un casino en medio del desierto
un barril flotando en las cervicales de la cascada
un monte nevado con una luz ocre en el vértigo del precipicio como vaso de bourbon
en sus acantilados relinchaban los mustang tras la envestida de los mavericks
y en el eco se distinguía la geometría del falcon y otras especies que emigraron
dejando brotar del barro miles de hermosas torres petroleras

en 1800 y tantos el mundo era una sala de tortura
guerra opio
la venta de hong kong
había un rey perdiendo la cabeza
un fagot y un clavecín terminando una sotana
baudelaire y levavasseur buscando lecho en las baldosas
y la gente chillando como ratitas recién nacidas
amamantándose de sífilis y tuberculosis

américa era un arrastrar de cadenas en el rythm and blues
barco a vapor   casco de minero   tabaco rubio
enviando señales
una manta infectada de viruela cubriendo del viento
la planicie
una bota pisando la luna y otra los cuellos de los negros
en los campos de algodón
y lo que sucedió por azar: collar de mardi gras
pastizal de asfalto   bejucos mercuriales   frutos de
rascacielos:
hoy permanecen tintineando con fallas eléctricas
y fiebre delirante de horror químico


e (fragmanetos de sapporo)

no hay razón alguna para que esto esté sucediendo
la vida es breve
y la humanidad es el pie de atleta de un dios gigantesco
 y sudoroso
que se prepara para lo indecible

está sucediendo
a pesar de que unos se oponen
se disfrazan o son una pieza de ajedrez civilizado

está sucediendo
y unos personajes anónimos y deprimidos
celebran con sus copas que suceda


freedon fries

la libertad no dura
se pudre antes que un tomate

creí ser libre al hablar
y creí ser libre al cerrar la boca

y la libertad aún está disparando
desde un submarino que no detectan los radares

un puñado de granos de los pulmones de la cara
y el taconeo de muletas mutiladas

la libertad es una verde señora francesa
que ilumina con su antorcha el puerto de nueva york

la libertad es tan libre que no se ha detenido con nosotros
es esclava de lo que viene en gana y no le importan las consecuencias

y es que la libertad en sí misma es desnuda y feliz
por eso las autoridades nos protegen muy bien de ella


gordas sumas por una delgada credibilidad

calientes gritamos en medio del desierto pasando
cigarro mano en mano
somos los más imbéciles de los imbéciles que ocupan
grandes puestos
una redada    una evidencia
un hipódromo con las mejores apuestas
: un ácido
un solo de guitarra largo e intenso que todo tararean
nuestro engrudo adhiere el presente en la línea
 punteada del pasado
construyendo en la papiroflexia un alarido
porque entre nosotros
los pioneros del crack la web el código binario
algunos han cambiado el look
o de copilotos en un brilloso convertible estirando el
brazo de picnic
o en una raya en lo profundo de los hoyos nasales
somos una flor en la ventana
un baño de vapor cerca de la terminal de autobuses
un plato humeante saliendo del microondas
y pasamos entre el polvo del cielo
como una máquina sofisticada y moderna
que siempre ha estado obsoleta


frente a mi casa vive dios

en una casa muy grande
que tiene un inmenso jardín donde viven todos los gatos

el jardinero de la casa de dios es un tipo musculoso
que trabaja sin camisa

y de vez en vez vemos a dios en calzones
escuchando música en su cochera

o abrazando como dios a una muchacha
que lo abraza de la única manera en que se puede abrazar a dios

dios observa a los gatos que persiguen el amor
y las cucarachas

y con un gesto riega las plantas cierra las puertas
revisa su correspondencia o descorcha una polvorosa botella

así todos los días hasta que un día y de pronto
desaparece

una ambulancia afuera de su casa
nos hubiera dejado un poco más claras las cosas

pero no
sólo se esfumó y ya

o los gatos le dijeron: lárgate para siempre porque
no has hecho nada bueno
o durante su siesta las cucarachas se lo comieron

sábado, 20 de septiembre de 2014

20-9

"Era casi de música. Todo el color del cielo
se anudaba a su cola".

Canción para un gato muerto, Roberto Sosa.

Hace unos días murió el gato de nuestra casa, cría de otra gatita que teníamos (y que ahora vive con mis papás). Todos lo habíamos adoptado como propio en la familia. Unos días atrás, enfermó gravemente y no se pudo hacer nada para salvarlo. En principio, pensamos que había comido algún animal venenoso, como una de esas lagartijas o serpientes que siempre evitábamos en vano que cazara; pero cuando la perrita de la vecina cayó enferma exactamente de la misma forma, nos dimos cuenta de que lo habían envenenado. 

Doña Virginia,  quien perdió sus piernas debido a una enfermedad y entre sus pocas compañías se contaba su mascota ahora muerta, nos contó que tenía sospechas que unas vecinas calle abajo estaban repartiendo carne con veneno en diversas casas. Nuestra indignación fue grande. En principio consideramos que lo hacían con el fin de librarse de las molestias que causaban las mascotas o, ya más paranóicos, que quizás era una avanzada para darle paso a algún maleante. Yo siento que sólo es un síntoma más de una sociedad enferma. Siempre he pensado que una comunidad que no respeta  ni siquiera la vida de animales, que no puede sentir empatía por la vida más pequeña, es improbable que respete la de seres humanos y viceversa. Mi hermana, que es psicóloga, acostumbra decir que el maltrato de seres vivos es un comportamiento propio de sujetos con algún tipo de psicopatía y creo que la conclusión es obvia  si llevamos eso a un nivel de representación nacional ¿Qué se puede esperar de las personas en un país donde hay veinte asesinatos al día?    

viernes, 12 de septiembre de 2014

1914-1918: La guerra de las trincheras


Obra dibujada y guionizada por Jaques Tardi (Francia, 1946), uno de los historietistas más importantes de esa república, fue publicada en 1993. Narra diversas historias y retazos al respecto de la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Bien podría decirse que es un cómic-documental, pues el autor se basó en diversos testimonios de la época, cartas y datos que pudo obtener, aunque intenta alejarse de los números y los historiadores.


Tardi toma distancia del registro histórico duro, ese que sobra en los libros de texto, y posa su lente sobre aquellos que no tuvieron derecho a réplica durante el conflicto: “No me intereso más que en el hombre y su sufrimiento, y mi indignación es grande”, nos dice. El autor recurre a los actores más directos, quienes han sido acallados por el paso del tiempo y forma un mosaico de proporciones cubistas que bien podría comparar con el Guernica en su discurso anti-belicista si no fuera porque la visión aquí es irónica y, desencantada. La narrativa se torna satírica y desesperanzada en muchos tramos y podría incluso decir, citando a Hayden White, que Jaques Tardi “contempla esas esperanzas, posibilidades y verdades en forma irónica, en la atmósfera generada por la aprehensión de la inadecuación última de la conciencia para vivir feliz en el mundo o comprenderlo plenamente"; así que al final no hay reconciliación posible con la realidad ni redención, por lo que todo se torna umbrío y nos deja con la sensación de que ninguna de lucha ha valido la pena.  


Una de las críticas que se le ha hecho a esta novela gráfica es que no cede la palabra a extranjeros y el mismo autor se excusa por ello, como el mismo nos dice: “Me he limitado al bando francés por dos razones ¿Cómo reaccionaron en combate los ingleses?¿Cómo era el estado anímico de los italianos? Es muy difícil imaginar la mentalidad de un joven en 1914. Por supuesto, la mayoría de las naciones participantes en el conflicto salen mencionadas y se hace constante alusión a los alemanes como "los boches" (he empleado ese término sin desprecio, pues era el que se usaba en esa época). Espero haber sido lo suficientemente claro para que nadie hable de sentimientos de venganza o nacionalistas. He querido hacer alusión a las pobres gentes de nuestras colonias, alegremente invitadas a participar en "la fiesta". Quien ha llamado mi atención es el hombre, sea cual sea su nacionalidad, el hombre de quien se dispuso, el hombre cuya vida no valía nada en manos de sus superiores...”. 


Sólo los soldados podían dar cuenta de esta carnicería y el mismo dibujante acepta que sólo les ha prestado imágenes. No hay tintes patrióticos aquí y los jóvenes sólo anhelan salir de ese infierno. Los guerreros no son heróicos ni siquiera valientes ¿Quién puede serlo ante tanta inmundicia? La derrota es a partes iguales y cada uno es llevado hacia el gran matadero, hacia la oscuridad que acecha como metáfora en alguna de las zanjas, en un túnel o incluso a la sombra de la “Tierra de nadie” donde habitan los fantasmas y  los cadáveres. Luego llega el silencio y, para los que sobrevivían,  sólo resta “el horror, el horror, el horror”  como escribió alguna vez Josep Conrad.


La guerra de trincheras es un texto poderoso, cada cuadro es un canto contra la estupidez y una muestra de los horrores de la contienda bélica. Recopilación de cifras, sucesos dispersos y pensamientos, nos revela la cloaca en la que se convirtió toda la humanidad durante ese período. A cien años de La Gran Guerra, vale la pena leer este trabajo y reflexionar.  

sábado, 6 de septiembre de 2014

Plaisir d'amour

Hay ciertos días en que una canción comienza a rondarme la cabeza. A veces esto dura sólo una tarde, en otras ocasiones unas cuantas semanas y, en el peor de los casos, pueden pasar meses y la cancioncita sigue en mi materia gris. En esta ocasión la tonada viene de muy lejos y de mucho tiempo atrás. Plaisir d'amour es un romance escrito en a finales del  siglo XVIII, escrito por  Jean-Pierre Claris de Florian e incluido en la novela La Nouvelle Celestine

Esta pieza ha sido interpretada por diversos músicos y se popularizó en los cafés y la bohemia parisina. La letra original es una historia tan vieja como el tiempo: el personaje se lamenta con su canto porque ha dejado todo de lado por Silvia, su enamorada, y ella lo ha traicionado al abandonarlo por un nuevo amor.  

“Tant que cette eau coulera doucement 
Vers ce ruisseau qui borde la prairie,
Je t'aimerai, me répétait Sylvie,
L'eau coule encore, elle a changé pourtant”.
[-Tanto como esta agua correrá dulcemente
hacia el arroyo que bordea la pradera,
yo te amaré.- Me repetía Silvia.
El agua corre todavía, sin embargo ella ha cambiado.]

La canción es de lo más sencilla, tiene una letra nada complicada y parece que fuese compuesta para que cada quien la completara con su interpretación personal. Claro, las cosas menos complicadas son en realidad las más enrevesadas. 

La famosa Brigitte Bardott hace su versión para el filme Boulevard du Rhum, aunque sólo repite el estribillo y mantiene la música. También me gusta la interpretación de Marianne Faithfull, aunque cambia la letra en la versión inglesa; porque se olvida del texto de  Jean-Pierre y los versos se centran en la felicidad que produce el amor, cómo cambia la forma de ver el mundo y todo se torna más ligero y colorido "Mi amor me ama y es maravilloso todo lo que veo", dice primero, y luego: "mi amor se ha ido, aunque todo lo que dijo quedó guardado en mis latidos". La versión anglosajona tiene quizás una visión consoladora; aunque, como si tratara de advertirnos, termina con el estribillo original: 

“Plaisir d'amour ne dure qu'un moment,
chagrin d'amour dure toute la vie.” 
[Placer de amor no dura más que un momento. 
Dolor de amor dura toda la vida].

Es curioso, pero quiénes mejor interpretan esta canción son siempre mujeres y ninguna de las adaptaciones que hacen hombres me gusta. Mi versión favorita es la que canta Joan Baez en un concierto de 1965 para la televisión inglesa:

sábado, 23 de agosto de 2014

23-8

El joven de atención al cliente mira mi pasaporte en el banco:

-¿Les piden visa?-

-Sí.

-Idiotas, no deberían. ¿Usted se viene a quedar a vivir acá?

-No, sólo a estudiar una maestría. Pienso regresar a mi país. 

-Son unos imbéciles. Los latinoamericanos somos lo mismo. No deberían ni pedirles visa, pero éstos por seguirle el juego a los gringos... Ash, en fin. 

Termino mi trámite y regreso a mi apartamento. Enciendo la radio mientras lavo los trastos: 

-¿Y  a qué vienen?- Increpa el locutor a su invitado.- Ya no hay para más gente en México, no podemos ni con los que ya estamos aquí ¿y todavía quieren que les demos cabida? 

-Es una crisis humanitaria-responde el invitado.- No podemos darles la espalda. A los mexicanos también nos toca ser inmigrantes. Ellos sólo vienen de paso y no a quedarse. ¿Con qué cara vamos a exigir que se trate bien a los nuestros si no podemos hacer lo mismo con otros en nuestra propia tierra?

-Pero es que no sólo les basta eso, también quieren intervenir en cómo nos gobernamos y eliminar la oficina de Migración -El sujeto levanta exaltado la voz.- ¿Acaso la constitución de México no nos obliga a expulsarlos sólo con que pidan eso? Sí, expulsarlos de oficio. No hay que olvidar que son migrantes "I-L-E-G-A-L-E-S" y ni siquiera deberían entrar a México sin papeles. Deberíamos de hacer lo mismo que Estados Unidos y deportarlos a sus países de origen. No tenemos por qué resolverles sus problemas. Díganme xenofóbico, no importa. ¿Quienes son ellos para exigir? Mejor que le exijan a su presidente. Que se regresen al lugar del qué salieron y vean cómo solucionan todo allá.  

Apago la radio. Estoy indignado. Hace unos meses hubo una marcha de inmigrantes por las calles del Distrito Federal y muchos fueron apresados al final. Algunos de ellos declararon: "Nosotros somos soldados caídos. Y nuestra guerra fue la falta de oportunidades, el desempleo en nuestros países. Entonces, es por eso que nos vimos en la obligación de migrar". El nombre de la protesta era "Viacrucis del migrante". Marchantes a veces hasta sin piernas o sin brazos y hasta sin rostro (a algunos los extorsionaron echándoles ácido en la cara para que sus familias pagaran rescates cuantiosos), vestidos con lo último que les quedó de un Estado que les dio la espalda. Todos solicitaban lo mismo: una vía de tránsito libre y segura, una forma de huir de tanto infierno: "Ya no queremos ver la muerte en el tren. Subirnos en el tren es como ver la muerte. Ya no queremos que la sangre de nuestro país, de Centroamérica, sea derramada en las vías del tren". Al terminar la manifestación, dieron las gracias en nombre de todos los extranjeros y pidieron de nuevo ser escuchados; pero la verdad es que nadie escucha ni aquí en México ni en Estados Unidos y mucho peor en sus tierras natales.

sábado, 16 de agosto de 2014

El último amor del Sr. Morgan


"Bueno, tú no amas a la vida misma. Tú amas lugares, animales, gente, recuerdos, comida, literatura, música. Y a veces, conoces a alguien que requiere de todo el amor que tienes para dar. Si pierdes a esa persona, crees que todo lo demás también se detendrá; pero todo lo demás sigue su curso. Giraudoux dijo: "Puedes extrañar a un solo ser, aunque estés rodeados de cientos de otros". Esos otros son como extras y nublan tu visión, son una muchedumbre insignificante, son una distracción no bienvenida. Así que buscas olvidar en soledad, pero la soledad únicamente consigue que te marchites."

-El último amor del Sr. Morgan.

Película estrenada este año, dirigida por Sandra Nettelbeck y adaptación de la novela La douceur assassine de Françoise Dorner. En esta obra, un anciano Profesor de filosofía, (Matthew Morgan interpretado por un brillante Machael Caine), enviuda y cae en una depresión profunda hasta que conoce a una joven instructora de baile por la que se siente atraído (Pauline encarnada por Clémence Poésy) y quien le devuelve cierto sabor a su vida. 

No es la obra del siglo y tiene algunos lugares comunes que le restan calidad (de hecho, el argumento me recuerda mucho a La Tregua de Mario Benedetti). Hay que decir que  nos hace dar vueltas antes de llegar a ese sitio común y, por momentos, nos engaña haciéndonos pensar que el final pudiera ser distinto de lo aguardado. Fue precisamente eso último lo que me desesperó un poco. La trama tiene bajones de ritmo que nos hacen sentir que la idea  de romance-amistad entre los protagonistas no fue desarrollada por completo ni explotada al máximo y, por tanto, al final se queda en momentos dulzones sin pasar a más. Otro pequeño "pero", si es que tal cosa se le puede llamar así, es que Michael Caine tiene una gran actuación que opaca a la de a sus contrapartes, quienes parecen no estar a la altura para dar la réplica y es justo en las escenas donde la acción pasa exclusivamente a ellos que todo se cae.

Ahora bien, lo rescatable son las reflexiones que el Sr. Morgan hace al respecto de la muerte, el amor, la pérdida, la familia, la soledad y el matrimonio. Además, los detalles a notar están en las pequeñas cosas, en esa ternura que la historia desprende a cuentagotas y que no encontramos en el argumento sino en las tomas: las secuencias breves de París y sus calles, el juego de simbolismos en cuanto a las ventanas y la iluminación, el baile como vitalismo y las pequeñas soledades del personaje principal. Todo los anterior hace que esta cinta sea muy agradable por tramos y me atrevería a decir que llena de una sencillez entrañable. 

sábado, 9 de agosto de 2014

9-8

                 
 
                  "mejor el crimen,
los amantes suicidas, el incesto
de los hermanos como dos espejos
enamorados de su semejanza,
mejor comer el pan envenenado,
el adulterio en lechos de ceniza,
los amores feroces, el delirio,
su yedra ponzoñosa, el sodomita
que lleva por clavel en la solapa
un gargajo, mejor ser lapidado
en las plazas que dar vuelta a la noria
que exprime la sustancia de la vida,
cambia la eternidad en horas huecas,
los minutos en cárceles, el tiempo
en monedas de cobre y mierda abstracta".

-Octavio Paz, Piedra de sol.

sábado, 2 de agosto de 2014

Cuando Nerón canta...


En los últimos años, en especial desde que salí de mi país para estudiar, me he vuelto muy pesimista con respecto a la situación hondureña. “Estamos viviendo un sueño”, dice el presidente, con una sorna de irrealidad que a mí me deja espantado; pero la verdad es otra: “estamos viviendo una pesadilla”. Basta decir que la última vez que fui a Honduras pasé de corrido por más de doce calles de barrios de clase media y me asombró ver que todas estaban protegidas por enormes portones y guardias privados armados hasta los dientes. No me quiero ni imaginar cómo estarán las cosas en los barrios bajos de Tegucigalpa o en las comunidades rurales donde el Estado ni siquiera tiene presencia. Que niños emigren hacia Estados Unidos, a pesar de todos los riesgos que implica cruzar México, ya nos dice bastante sobre la desesperanza que debe haber. El temor se palpa a flor de piel y sólo alguien que esté fuera de la realidad o muy loco podría decir algo como que “nos sentimos más protegidos” o que “ya se camina con más tranquilidad”.


No soy un fiel creyente de leyes históricas y sé que no siempre son acertadas; pero recuerdo que en su libro de memorias Mis dos mundos, Pearl S. Buck narra el viaje que hizo con su padre, un pastor luterano, desde China hasta Europa. Mientras cruzaban Rusia, el Señor Buck le dijo a su hija que algún día Asia se levantaría contra occidente, pero que toda esa rebelión iniciaría en Rusia y sería más sangrienta allí que en cualquier otra parte. La niña le preguntó por qué pensaba eso y su papá le contestó que sería así; porque los hombres y las mujeres estaban más oprimidos allí de entre todos los lugares de la tierra. A veces tengo esa misma sensación con respecto a Honduras: las personas han sido tan humilladas, tan llevadas a un punto de desesperación, que sólo falta la chispa adecuada para que en algún momento estalle todo y algo mucho mayor de lo que hemos vivido nos explote en la cara a todos.


Todavía más preocupante, alguien podría acotar que el sistema ya ha llegado a su punto máximo de contradicción y, por tanto, a la entropía.  No está de más aprender de la historia: tanto el Zar Nicolás II como el Rey  Luis XVI, así como varios autócratas e incluso ante la pena de muerte, estaban convencidos de que la situación de sus países era la mejor y que ellos eran los "elegidos" para salvar a sus respectivas patrias; aunque todo distaba mucho de lo que ellos pensaban y, al final, esa actitud fue su ruina. De la misma forma, parece que la mayoría de la burguesía nacional y la dirigencia política se ha encerrado como un caracol y no son capaces de ver más allá de sí mismos para asegurar su supervivencia ni la de otros. Así es, Roma se incendia y Nerón canta.


sábado, 26 de julio de 2014

26-7

"Mas empecé a ver que en todas las casas
estaban la Envidia, la Saña, la Ira,
y en todos los rostros ardían las brasas
de odio, de lujuria, de infamia y mentira.
Hermanos a hermanos hacían la guerra,
perdían los débiles, ganaban los malos,
hembra y macho eran como perro y perra,
y un buen día todos me dieron de palos.

Me vieron humilde, lamía las manos
y los pies. Seguía tus sagradas leyes,
todas las criaturas eran mis hermanos:
los hermanos hombres, los hermanos bueyes,
hermanas estrellas y hermanos gusanos.
Y así, me apalearon y me echaron fuera.
Y su risa fue como un agua hirviente,
y entre mis entrañas revivió la fiera,
y me sentí lobo malo de repente;
mas siempre mejor que esa mala gente.
Y recomencé a luchar aquí,
a me defender y a me alimentar.
Como el oso hace, como el jabalí,
que para vivir tienen que matar.
Déjame en el monte, déjame en el risco,
déjame existir en mi libertad,
vete a tu convento, hermano Francisco,
sigue tu camino y tu santidad."

-Rubén Darío, Los motivos del lobo.

sábado, 19 de julio de 2014

19-7

"-¿Sabes -me dice una voz al oído- que no tengo mucha confianza en ti? No importa cómo hayas llegado hasta aquí; no te han llevado tus pies. En vez de ayudarme, me escatimas mi lecho de muerte. No sabes cómo me gustaría arrancarte los ojos.

-En verdad -dije yo-, es una vergüenza. Pero soy médico. ¿Qué quieres que haga? Te aseguro que mi papel nada tiene de fácil.

-¿He de darme por satisfecho con esa excusa? Supongo que sí. Siempre debo conformarme. Vine al mundo con una hermosa herida. Es lo único que poseo.

-Joven amigo -digo-, tu error estriba en tu falta de empuje. Yo, que conozco todos los cuartos de los enfermos del distrito, te aseguro: tu herida no es muy terrible. Fue hecha con dos golpes de hacha, en ángulo agudo. Son muchos los que ofrecen sus flancos, y ni siquiera oyen el ruido del hacha en el bosque. Pero menos aún sienten que el hacha se les acerca."

-Franz Kafka, Un médico rural.

sábado, 12 de julio de 2014

12-7





-Robert Kirkman, The Walking Dead.

sábado, 5 de julio de 2014

Mucho tiempo después desde Toluca

Ya ha pasado casi un año desde que llegué a Toluca, la ciudad donde estoy cursando una Maestría en Humanidades. No he escrito sobre ella, porque las ocupaciones me han tenido muy a la carrera y quería dejar un tiempo para dar mi opinión de ella. Además, bajo la emoción del arribo, uno no puede hacerse una idea completa.
Centro de la ciudad. 

Toluca es una ciudad pequeña en comparación a otras de México, su población en la zona administrativa urbana llega hasta los 489,000 habitantes, pero si le sumamos toda la zona metropolitana (pueblos adyacentes que ya fueron “tragados”), se estima que hay 800,000 habitantes. Yo la compararía con San Pedro Sula; porque está llena de zonas industriales. En el clima, es el polo opuesto de la ciudad norteña de Honduras tanto anímico como en temperaturas. Esto se debe, en parte a que se encuentra ubicada a 2663 metros sobre el nivel del mar. Aquí los termómetros llegan hasta tres grados bajo cero en invierno, a veces incluso cae granizo y las montañas más altas quedan cubiertas de nieve. Esto último fue a lo que más me costó acostumbrarme cuando recién había llegado el año pasado.

Teatro Morelos.

La gente es un poco fría, formal y muy respetuosa de tu espacio; pero conforme los vas conociendo, te das cuenta que llevan algo de calidez y desarreglo. Creo que mi opinión en cuanto a la gente se debe a que he estado acostumbrado al desparpajo exagerado del hondureño promedio e incluso puedo hasta decir que extraño esa actitud alguna veces (sí, sobre todo en los eventos públicos).

Jardín botánico "Cosmovitral".
Es un tanto curioso que varios toluqueños me han resaltado lo poco que les gusta este sitio. Bueno, es un decir; pero digamos que sí me han hecho muchos chistes sobre "el pueblo tortero y bicicletero", "lo mejor de Toluca es que nunca vas", "ando haciendo caridades como sacar gente de Toluca", etc. A veces es hasta chistoso el contraste que se produce, porque yo me siento muy cómodo y feliz aquí. Una vez más, puedo decir que estoy acostumbrados a pueblos más sórdidos o muertos y que muchas de las personas que me han dicho eso no saben qué es el verdadero ostracismo. En lo particular, me encanta Toluca.  Sí puedo decirles que la cercanía con el Distrito Federal (una hora en autobus) hace que sea una población de paso hacia otros Estados de México y quizás eso le resta importancia.

Plaza de la Facultad de Humanidades de la UAEMéx.

Inicié viviendo en una casa de estudiantes que quedaba a una cuadra de la universidad, pero con el tiempo me di cuenta que salía algo caro a pesar del buen trato y la amabilidad de las dueñas, dos señoras ya entradas en cierta edad. Decidí mudarme a un pequeño apartamento cerca del centro histórico de la ciudad y fue la mejor decisión que pude haber tomado, porque es el punto neurálgico para toda la vida cultural y las actividades artísticas. 
Los portales, algo así como una versión de la peatonal.

El centro histórico no es tan viejo como podrían esperar de una ciudad mexicana, esto se debe a que hubo un fuerte terremoto en el siglo XIX y tuvieron que reconstruir mucho; por eso casi todos los edificios tienen un estilo ecléctico. Amo esta parte de Toluca en particular, es donde paso más tiempo y ya más adelante hablaré de cada uno de estos sitios.

viernes, 27 de junio de 2014

I'm not there


Producción del  2007, bajo la dirección y guión de Todd Hayness. Hace mucho había visto este filme e incluso lo presentamos en el Cine-club de la UNAH hace algunos años; sin embargo, la falta de tiempo sólo me había permitido escribir algunos apuntes dispersos al respecto. Hace unos días pude conseguir el DVD aquí en México, por lo que no pude evitar comprarlo y verlo con más tranquilidad, ya con el mayor discernimiento que te da el tiempo para entender muchas cosas.


El director  declaró que la idea de este filme le surgió en 1999, poco después de mudarse de Nueva York a Portland, cuando se reencontró con la música de Bob Dylan. Una vez  instalado en su nueva ciudad,  inició un arduo trabajo de investigación sobre el compositor. Al respecto, Hayness dijo: “Al preparar I'm not there empleé tanto tiempo estudiando la historia creativa de Dylan como su historia personal, y con historia creativa quiero decir sus canciones, sus escritos, sus entrevistas, sus películas y todas las obras que le inspiraron. Esto no iba a ser un biopic convencional, así que decidí centrarme en los lugares donde su vida creativa y su vida real se entrecruzan o se reflejan. Leí sus biografías, en realidad, casi todos los libros que se han publicado sobre él.” En esta búsqueda, el director se encuentra con que mostrar una versión convencional de Dylan, pues es imposible: “Pienso que esos biógrafos en busca del Dylan real siempre fallaron y que uno no puede encontrar esa verdad si no es a través de alguna clase de ficción” y más adelante agrega: “Y cuanto más leía, más me daba cuenta de cómo el cambio personal, artístico, etc. había definido su vida. Y la única manera de mostrar eso era escenificarlo, destilar su vida y su obra en una serie de personajes e historias diferenciados. Los seis personajes que finalmente emergen encarnan las diferentes personalidades e instintos que conforman su vida, aunque todos tengan su raíz en los 60.”


La película fue aprobada por el mismo Dylan; pero él no se hizo presente de ninguna forma en el set ni tuvo relación alguna con los actores; aunque se dice que cuando leyó el guión sólo envió una nota a través de Jeff Rosen, su representante, con una sola palabra: “Sí”. Fue justamente este manager, amigos del cantante y Jessie, el hijo de Dylan, quienes verdaderamente apoyaron la filmación con sus entrevistas y recomendaciones. Los mismos actores aceptan que únicamente vieron películas, leyeron entrevistas y libros sobre y de Bob Dylan, de manera que estuvieran preparados para sus respectivos roles. De cierta forma, Dylan estaba y no estaba allí. 


En el fondo, esta obra es la deconstrucción de un mito y ataca la idea de que un biopic debe tratar de reconstruir la imagen total de un personaje. El argumento nos muestra una visión segmentada que nos remite al personaje histórico original, a quien sólo vislumbramos al final. En ella encontramos al autor que se vuelve un vagabundo para seguir el camino de su ídolo Woody Guthrie, (El niño "Woody" interpretado por Marcus Carl Franklin), al cantante comprometido con las causas sociales el cantante  y que renace como evangelista (Christian Bale que es Jack Rollins y el Pastor John), el artista que reniega del Folk (Cate Blanchett como Jude Quinn), el que abanodonó todo después de su accidente (Richard Gere es "Billy the Kid”),  el que fue amante y padre (Heath Ledger es Robbie Clark) y el interminable interrogatorio al artista, personificación eterna del "enfiant terrible" (Ben Whishaw como Arthur Rimbaud). Quienes rodean la vida de Dylan también son una combinación: Charlotte Gainsbourg es Claire, representación de Sara Dylan y Suze Rotolo; Bruce Greenwood es el reportero Keenan Jones, un ficticio Mister Jones que persigue a Jude, para luego aparecer como Patch Garrett; y Julianne Moore es Alice Fabian, una referencia a la cantautora Joan Baez.


De este collage de seres se desprende un solo ser y también una mezcla de géneros cinematográficos que pasan por el documental, el drama, el western, el lirismo,  el biopic, el musical, etc. Al mismo tiempo,  es un intrincado tributo al cine que de y sobre el mismo Dylan se hizo. Constantemente encontramos referencias a Patch Garret and Billy the Kid, Reynaldo y Clara, Don’t Look-Back. Además, recorremos la carrera de Dylan, el largo camino que lo lleva a convertirse en quién es. Por nuestra vista pasan  no sólo sucesos; sino que referencias a sus canciones y personajes de su creación.


I'm not there  también es un mosaico sobre diferentes épocas al ser el mosaico sobre un artista. El director nos recalca: “Básicamente espero acabar con cualquier idea preconcebida sobre Dylan, verlo desde dentro y desde fuera, como persona creativa en un momento y lugar específicos y como verdadera personificación de la diversidad americana, sus conflictos, sus rebeliones y sus tradiciones.” Al relatar la vida de Dylan, se relata la vida de los Estados Unidos  tanto del siglo XX (periodismo, música, Generación Beat, movimientos de lucha social y la guerra de Vietnam) como del XIX, (en la imagen del lejano oeste que aparece con Billy The Kid). Finalmente, se nos plantea la responsabilidad del artista, su lugar en este mundo, su tiempo y su capacidad para transformarlo.


No puedo despedirme sin  decirles que fue el gusto que le tengo a la música de Bob Dylan lo que en principio me movió a ver este filme, y, para buena fortuna, éste está acompañado de una hermosa banda sonora con increíbles adaptaciones; así que les recomiendo que la busquen si pueden. Por lo pronto, ya incluí algunas a lo largo de este artículo.  Me despido y los dejo con el trailer.

sábado, 21 de junio de 2014

Apología de mujer con sombrero.




Yo no vine aquí, viniste tú.
Yo no te esperaba y te besé.
Se supone que debo callar.
Se supone que debo seguir.
Se supone que no debo protestar.

Se supone que eres un regalo
que se me rompió enseguida
y ahora nada, lo de siempre.
Se supone que eres el sombrero
de una fiesta, de ésos de cartón
para la ocasión.

Oh, mujer,
si supieras lo breve que entraba la luz
en la casa de un niño en un alto edificio
y que era la hora esperada del día,
no me hubieras tocado en el hombro una vez.

Oh, mujer,
si supieras lo breve que entraba esa luz
en una casa que se llamaba la noche,
en una casa en la que no había más puertas
que las de la razón de aquel niño sin fe.

Ahora se supone y nada más,
yo también quisiera suponer
que la cobardía no existió,
que es un viejo cuento de dormir;
pero quedo yo en medio de mí
y en medio de las mismas paredes
sonriendo a los amigos,
yendo allá, desayunando;
pero quedo yo aquí
aplaudiendo una vez más
a los fantasmas de las tres.

Oh, mujer,
ojalá que contigo se acabe el amor,
ojalá hayas matado mi última hambre.
Que el ridículo acaba implacable conmigo
y yo de perro fiel lo transformo en canción.

Oh, mujer,
no te culpes, la culpa es un juego de azar,
nadie sabe lo malo que puede ser riendo
y lo cruel que pudiera salir un regalo.
No te asustes del día que va a terminar,
no te asusten los puentes que caigan al mar,
no te asustes de mi carcajada final.

-Silvio Rodríguez. 

miércoles, 18 de junio de 2014

El efecto lemming

Existe el mito de que los lemmings se suicidan en masa arrojándose al mar.

Hace unos días jugó Honduras contra Francia en el mundial. El resultado fue, como los más cuerdos esperaban, una goleada del equipo galo sobre la escuadra catracha. No me sorprende el marcador, pues el equipo hondureño jugó mal y no se podía esperar otro. Cómo dije en mi Facebook, lo que sí me dejó triste fue la actitud de los periodistas hondureños. Uno de los comentaristas internacionales que estaba en la rueda de prensa dijo lo siguiente de ellos: "Porristas y afición no deberían ser periodistas. Estimados oyentes, eso es un ejemplo de lo que un profesional nunca debe hacer. Por mucho que seas nacional de un país, no debes dejar que te gane la pasión y el patriotismo mal encausado; el periodismo nunca debe perder la capacidad de criticar y criticar y criticar hasta que duela". Lo que ese extranjero no sabía es que en Honduras ya se perdió esa actitud y no sólo en esa profesión.

A mi memoria vienen muchos recuerdos relacionados con la incapacidad de los hondureños para asimilar las opiniones divergentes. Por ejemplo, cierto conocido le pidió a un amigo, estudiante de Literatura, que revisara su libro de poemas. Mi amigo leyó el libro, hizo sus apuntes y le dio una opinión sincera y fundamentada de por qué esa obra debía ser corregida en muchos aspectos. El autor no le dijo nada, es más, publicó el texto sin hacerle ningún cambio y, para rematar, nunca le volvió a dirigir la palabra a mi amigo.
  
También recuerdo esta conversación en la que yo contradije a una persona el error en su concepto de cultura. Uno de los que estaban en aquella plática me dijo: “Alguien que no está haciendo nada de gestión cultural no debería destruir el trabajo de otro con sus críticas”.  Yo le repliqué que estaba criticando uno de los conceptos de su trabajo y no impidiéndole que continuara. Entonces comprendí que el connacional promedio asume que todo comentario negativo para su trabajo implica una destrucción y no un aporte.

Podemos extrapolar esto a otros niveles. Pienso ahora en el Presidente de la República, diciendo que no va a aceptar ningún comentario contra su política de seguridad. Pienso en la izquierda hondureña incapaz de escuchar las voces que le reprochan errores en su proceso y, a la vez, aquellos que lo contradicen sin aceptar que también se les contradigan. Rememoro además está actitud de “los trapos sucios se lavan en casa” o “estás insultando a mi país”; si es que alguien comete la temeridad de hablar de la mala situación en la que se encuentra nuestra nación. Como ven, el intercambio de la opinión se nulifica y, por tanto, el progreso de cualquier proceso se estanca en todos estos casos. 

Vuelvo al tema del fútbol donde, por lo general, los comentaristas deportivos asumen que  “todos debemos estar unidos para lograr un objetivo común”.  En pocas palabras, todo comentario en contra es un escollo y quien no “jala en la misma ruta” es un potencial adversario. En algún lugar del inconsciente colectivo hondureño, está la idea ilusa de que todos debemos ir tomados de la mano en una gran marcha  absolutamente silenciosa que nos llevará a la felicidad y al pleno desarrollo de nuestras capacidades; pero la realidad es más cruda y tal “gran marcha” no es más que una ilusión (leer a Kundera, por favor). No sé si todavía recuerdan que existía un spot de gobierno en los noventa que era "Todos empujando en la misma dirección"; así es, lectores, el mito del efecto lemming elevado a valor ético nacional. 

viernes, 13 de junio de 2014

Algunas cartas de Gilberto Owen a Clementina Otero.

[México, 10 de junio de 1928]

Clementina:

Ya sé (y lo sospechaba de antemano) que el tratar de conocerla me separó de usted inefablemente. Cada movimiento mío para explicármela, me aleja más y más de usted porque yo trato de ganar hacía adentro en profundidad, lo que siento imposible abarcar en extensión. Y me alejo de usted al adentrarme en su vida, porque usted está sólo en la superficie, por más que diga (o mejor, que no diga). Y me mira, sin mover un dedo para detenerme, creer en fin en usted sin fondo. Una vez hablábamos de intentar yo conocerla, no teniendo llave de amor suyo, por el ojo de la cerradura del amor mío nomas. Y esto que era improbable, yo lo acepte creyendo que usted lo toleraba. Y cuando después estaba espiando, usted del otro lado cogió un alfiler para pincharme el ojo. Me refiero así, a que todas las veces que he tratado de abordarla anunciándoselo, usted se ha defendido contra mi ternura mañosamente. Tuve así que preferir entrar por la ventada, y como soy poco ágil, me he caído y seguiré cayendo en usted no sé cuanto.

A veces me sorprendo mirándola enternecido; luego vuelve usted el rostro y me mira así, y como ya sé bien que es eso precisamente lo que le molesta, me improviso un gesto impertinente y le digo una tontería odiosa, que usted ve en mi boca y en mi rostro naturales; por eso no la molestan. Porque es eso, no la molestan. Porque es eso, el pensar que la delicadeza, la ternura, la nobleza son en mí postizas, lo que las hace ofensivas para usted, y es también el haberme pensado siempre una gente desagradable lo que hace que mis aristas las vea naturales y no la irriten ya, disculpándolas casi. Lo terrible es que ni usted ni yo podremos encontrar nunca, los gusanos llenos de manzana, usted por confiada, yo por amargado. Alguna vez me he puesto a pensar angustiado, en lo espantoso, en lo monstruoso que sería un noviazgo entre nosotros. Cruzo los brazos y la toco excesivamente dura y en punta, y yo tan blando que la vergüenza me golpea en lo único firme, mi amor a usted; cierro los ojos y la veo de luz de acero para cortar mi sombra, y me tapo los oídos para la cruel risa de su silencio clavada, en cada una de mis palabras que nacen como del suelo,  y en mi boca su dulzura para los otros me amarga sangre de mi lengua mordida. Dionicia, y me dan unas ganas de odiarla, y solo consigo odiarme en blandura y penumbra e insabor. Y es unir todo esto lo que me parece monstruoso y horrible, y sentirlo así, me hace empeñar en decirle a usted mis palabras más agrias, y sin ser verdad reposo y en filo para su mano y alejarme de usted infinitamente. Y solo me consuela no deberle nunca ninguna felicidad. Me parece que si no acabo voy a llorar muy cursi.

[México, 11 de Junio de 1928 ] 

Clementina:

¿Por qué lo hace usted? ¿Cree de veras que haya necesidad de herir continuamente a las personas que nos aman? Me parece usted dura. Siempre me lo ha parecido. Y la arista que más me rasga, el ángulo suyo que se me clava más adentro, es sospechar que otras gentes la crean a usted blanda y suave. Puede haber personas más fuertes que usted por no amarla, Xavier por ejemplo, a las que su dureza no pueda vulnerar. Pero será de veras fuego para ablandar el amor, como repiten los tontos, y yo estoy sin cáscara y sin nada mas que mi sangre para que hunda usted la mano o la sonrisa. Me parece usted dura, y no la odio y me odio por ello. Sus heridas me duelen en mi carne, y, en mi torpeza de no haber sabido evitarlas, mucho más. Sus heridas me las siento dadas por mí a mí y me desesperan como un vicio infame que no hubiera tenido la voluntad de matarme.  Me parece usted falsa. Traicionando cada instante la imagen, la teoría que el instante anterior había yo construido de usted, obligándome a pensarla de nuevo enteramente, desde el primer principio, para borrarme la frase antes aún de haber acabo de escribirla en mi pizarra de sueño. Y  entonces no la odio por inconstante, y me odio por mi poca agilidad en seguirla, distinta en cada pulsación, y en adivinarla, y conocerla al fin. Me acuerdo que en Montaigne el conocimiento era imposible al hombre, y tratar de tomarlo era coger puñados de agua. Tratar de saberla a usted me es coger, o menos aún, puñados de aire. Ahora estoy muy amargo entre mis cosas, que no la conocen sino de verla en mis ojos, azul en el derecho y negra en el otro. Y solo de parpadear ya la verán en ellos distinta, infinitamente. Ahora voy a cerrar los ojos para imaginarla, y tiene usted otro rostro de ese cuadro, o es usted enteramente como ese libro, o me parece otra vez la sombra mía en el muro. Y yo enloquecería, no  de que usted no me ame, sino de no amarla a usted, precisamente, porque no sé cual es usted y tengo miedo de amarme a mi en mi teoría de usted, a cada momento mas falsa. Es usted obscura. O no, sino obscurecedora.

Y yo, que estaba diciéndole hace un momento a Dios, agradecido, que no merecía la fortuna de amarla como la amo, me hallo de pronto sin nada, sin saber lo que amo, sin saber si amo, con las manos vacía de haber querido apretar puñados de aire. Y yo me odio profundamente.

-Gilberto.-

[México, 28 de junio de 1928]

Clementina:

No me sospechaba esta riqueza de amarla como la amo, Dionisia, y me ha amanecido una felicidad desolada, sin nadie más que mi alma haciéndose más y más grande, inmensa de avaricia, para amarla con mi más doloroso desinterés, en amor puro, gratuito, poesía pura y vida pura no más. Me sorprende una voluntad íntegra de todos mis momentos llenos de usted ausente, más ausente aún cuando sólo su presencia material está junto a mí para decirme con un gesto, con una palabra, con un silencio también, que nunca estaré yo en su vida, que usted no va a querer nunca vivir un instante en la mía. Antes me irritaba este alejarse usted de mi sueño que, todavía un poco enamorado de mi vanidad, me dolía herida que usted me hiciese de mala fe, con maldad inocente de mujer naturalmente dura. Pero desde anoche que no la vi sufrir y la adiviné sufriendo, y me di cuenta de que su dolor estaba doliéndome en la carne de mi alma, ya no sufría de verla que se me iba de mi vida, y sí, mucho, agarrado a su estela con toda mi voluntad, el arrecife que la hería y no me mataba, injusto. No me perdono las palabras vacías que he escrito antes. No me perdono las preguntas tontas que en mi carta última le hacía. Me parece justo que no las haya contestado usted, me parece natural que, vacías todas, la hayan dejado siempre vacía usted de comentarios. Yo no he hecho nada para merecer una palabra suya, y como amarla no es ningún mérito, y es ya una dicha en sí, e inmerecida, ya no me hiere, Romée, su indiferencia. Antes me importaba, y ahora no, más que amarla, la elegancia de sufrir amándola, la amaba yo en el sufrimiento que me causaba.  Ahora puedo amarla ya en su dolor suyo, y esta nobleza que ya no me sospechaba me hace una felicidad seria, austera, como va a ser para siempre mi vida. Tendré un sueño de usted nunca mí, pero tan amado por mí, y mi sueño será un paisaje sin nadie y sin árboles, artificial, como hecho todo por mí, y en mi paisaje muerto la alegría única, sin sonrisas, será poder escribir mi firma ¿Tengo que decirle, ahora que la amo como nunca, mi ofrecimiento de no seguirla ya, usted fugitiva? Ya sé cuánto me costará cruzarme de brazos para mirarla írseme, pero todo es poco para agradecerle, Clementina, la gracia infinita que me ha hecho usted sólo con ser, con estar, para mi amor, un momento, sobre el cristal de mis ventanas.

Tengo por usted quince años y el mundo es tan joven como yo. Soy, y ya no me avergüenza, romántico y tonto para usted, y la amo más que a mi vida, a la que por usted comprendo amable. Y estoy pidiéndole a todas mis supersticiones, Dionisia, que la hagan feliz, y que yo me muera si se paga así mi salud, y que pronto se enamore de quien la merezca como no ha sabido su leal.

-Gilberto-.

P.D. Al día siguiente de la representación, que por usted deseo lo más pronto posible, he de irme de México por mucho tiempo, no sé todavía.  ¿Será excesivo pedirle que me regale algo que allá, en el verdadero desierto a que me voy, me ayude a recordarla? Soy suyo.

-Gilberto-.


[Nueva York,   5 de julio de 1928]

Acabo de llegar, Clementina querida, y quiero que me sepa suyo, inmensamente y siempre. Estoy lleno de usted, y me pregunto si esta riqueza no va a írseme de las manos, pues no creo haber hecho nada para pagar el amarla tanto. 

Cuando usted me quiera así (lo esperaré un siglo),  comprenderá lo que le agradezco humilde el amarla. No me olvide siquiera ¿Voy en diciembre a casarme con usted? La adora...

-Gilberto.-

                P.D: Escríbame o me mato.

[Nueva York,  6 de julio de 1928]

Clementina: 

Escríbame, me muero de "sin usted".  Nadie la ha querido, nadie la querrá nunca como yo. Me duele no quererla más, que no sea posible quererla más. 

Ahora se me ha ido el día en un montón de cosas. No pude buscar la calle donde vive su hermano. Mañana lo haré. No me olvidé. La quiere y ya quiere volver a México a besarle la mano, suyísimo...

-Gilberto.-

[Nueva York, 8 de julio de 1928]

Clementina: 

No podré nunca dejar de quererla, y no quiero intentarlo. Escríbame una palabra apenas que me consuele de no verla. Sí presente en mi memoria más que todas estas gentes que no son de mi raza, que apenas me entienden, que ellas sí no me amarán nunca. Todo... 

-Gilberto.-

[Nueva York, 12 de agosto de 1928]

Clementina:

¿No me va a perdonar nunca las palabras duras que le he dicho, las que sigo diciéndole? Detrás estoy, con unos labios muy suaves, desnudo ¿Ya le confié que el silencio me desnuda? Las máscaras que uso las prefiero desagradables, y es el error más grande de mi carácter. En realidad he creído pensar lo que le he dicho. Nada de lo que he escrito era mentira en el momento sólo de escribirle. Después mucho ha cambiado por dentro. Un minuto -a veces, todavía, en su carta de ayer, por ejemplo- me pareció usted cruel, nunca miserable. La inhumanidad se la atribuía un poco con índole literaria, para saberla igual a como yo quería en mi poesía. Luego me he ido acostumbrando a quererla igual a usted. Por eso he renunciado a ella, escrita. Usted me basta en ese sentido. Yo ya sé (y estaba ayer predicándoselo a Fernando) que el amor no es toda la vida mía. Pero sí la mejor de mi vida, lo más cercano, lo que más me arrima a la eternidad. Y sólo la eternidad mía, mi yo (que feo término ineludible), sólo Gilberto Owen sin ese nombre y sin esta mano, el de por dentro me interesa. Usted no puede llamarme ahora a mí al orden, porque esto es lo contrario del narcisismo. Aquí también está Dios, me parece, -o algo que parece algo y lo es- y el arte -algo que parece algo y no lo es- y los primeros principios y los últimos fines. Y usted, me interesa salvarme, es mi sed. Es decir, salvarla a usted, a Dios, al arte. Perdóneme estas palabras demasiado usuales, que sólo dichas como ahora se las digo tienen para mí un sentido.

(Perdóneme aquellas duras entonces) Yo no sé decirle con claridad esto, acaso. Me sucede con esto como con su recuerdo, tan vivo y todavía creciente, creciente que no me atrevo a fijarlo por temor a la inexactitud de la imagen cambiando a cada momento. Lo invariable es mi amor por usted. Antes me semienamoraba fácilmente. También de usted estuve enamorado de una manera artificial, fácil, falsa y epidérmica. Ya le dije que hubo un momento en que me atrajo sólo por su apariencia de salud. Era, creía, lo que me faltaba a mí, y salía a buscar sólo fuera de mí. Después me descubrí muchas faltas. Se lo dije también. Es que en realidad lo que me faltaba era usted. Así, el amor no ha sido ahora fácil. Ha sido duro, hecho poco a poco (todavía no acabo, nunca acabado), creciendo de mi doloroso descubrimiento de mi realidad real desde mi apariencia, para mí mismo, antes de hallarla a usted. No le he contado una cosa dramática mía, muy sincera, que ahora voy a decirle. Y no se la conté, porque luego me pareció demasiado teatral, con apariencia de falsedad, como todo lo verdadero de la vida. Uno de aquellos días horribles (el siguiente del Imperio y sus escenitas) yo no estuve en cama. Estaba enfermo, es cierto y le había escrito cosas que no me avergüenzan, Clementina, porque era mi verdad de aquella noche. Aquel día, le digo, me fui al campo. Me bajé de un automóvil no sé dónde, dónde no había gente. Anduve no sé cuánto sin ver. Cuando desperté estaba en un pedregal inmenso, grande, desoladísimo (tengo que emplear palabras vulgares para describirlo, y prefiero no hacerlo minucioso). Eran sólo la roca y el cielo. Entonces pensé en Prometeo, el de Gide, y su águila. "Tengo que enflacar para que ella engorde". El águila era, todavía, el amor. Pensé hacerlo, trabajosamente, en aquel pedregal. Arranque una piedra, como hacen los indios de allá, y la puse sobre otra, para construir una cerca y otra, y otra. Luego llevaría, penosamente, también con mis indios, una poca de tierra. Y la regaría en cualquier lugar cosa muy cara, y puede ser que usted me amara. Regresé a mi casa despedazadas las manos, un poco más firme el espíritu. Ese día empecé a amarla, Dionisia. Un día vaya por San Ángel, por Tlalpan. verá esas siembras trabajosas de los indios. Ya deben haber fructificado. Hágame el honor de una cursilería, y compárelas a mi amor. Yo he seguido trabajándolo. Yo seguiré toda mi vida. Era mi orgullo el que le decía que mi amor vive independientemente del amor de usted. Era ese orgullo de saberlo sólo hijo mío. No. Estoy esperando una poca de lluvia suya.

Necesito su amor. No se trata de conquistarlo, no de ganarlo ni comprarlo con cualquier clase de moneda. Se  trata de don de Dios. Se trata de lluvia. Naturalmente que, sin mi trabajo constante, yo no tendría o no tendré una cerca, y un poco de tierra, para recibirla a usted de Dios. Me parece que es mi hora de humildad, y es la hora de perdonarme yo mismo hasta mi orgullo y sus palabras malas. La adoro. Dígame si la espero. Todas las cosas buenas, para recibirla, de su...

-Gilberto-.

[Sin fecha]

Querida, muy querida Romée:

Mi mejor ternura la he sentido cantándome en usted, una tarde, en una playa desierta que todavía no han descubierto los turistas acalorados y apresurados. A cada hija mía en el mar le he dado su nombre, escrito y borrado por las olas cien veces y una nomás imborrable en el alma, que debajo de su arena está mi amor por usted, en roca viva.  Alegraría enternecida de sentirme voluble como el mar con una roca, adentro, inmutable. Y usted tan triste, alegrándome la esperanza de esperarla alegre. Una vez oí el himno nacional aquí, porque me aseguraban que estaba yo de luto, y no sentí ninguna emoción. Otra vez venía un barco chiquito, que sí podía caminar, , en el que apenas cabían tres salones de baile como el México, y así de llenos. Y yo no pensaba en nadie ni en nada, y tocaron entonces ese Blue Heaven que le oía a usted, y usted llenaba el mar, y su recuerdo sí era la Patria y yo me sentía emocionado y canté muy recio un corrido que empieza: Desterrado me fui para el muey. He pensado en sueños en su carta, muchas horas, y siempre es lo que ya pensaba yo, despierto, aquella noche en que le propuse casarnos. Todavía insisto -Toda mi vida es suya en ello.- dulce de pensar los silencios sin vacío que traería usted a mi sueño. Ya tendremos tiempo de hablar en el transmundo, y también en la noche se abren las ventanas. De mí sé decirle que el silencio me vende; al hablar, las palabras me hacen un velo retórico, o lógico, o simplemente un velo de ruido, que me es máscara no siempre propicia. Pero callo y es como si de pronto me quedara desnudo a mis propios ojos, que es la desnudez más absoluta que conozco. Y tampoco el espejo está nunca vacío. Mire, mire, mire usted con atención y quítese el pesimismo que se ha puesto (que yo le aseguro que no está enferma de la vista) y mírese largamente, como yo sabría mirarla, como voy sabiendo mirarla en el recuerdo y en la esperanza. Y mi amor subsiste independientemente de la posibilidad o imposibilidad del suyo, como se lo he demostrado, y me duele en él que lo baje hasta el capricho. Y se lo perdono porque todo lo suyo, lágrima o sonrisa, es sano y consuela de la ausencia. Y la adoro, Clementina, y espero sin prisa que un día me encuentre lleno de manzana, y tengo para usted un sueño que me voy a soñar ahora mismo. Y la amo en extensión de eternidad, no todo suyo, sueño siempre suyísimo, besando su huella...

-Gilberto-.

[Viaje en tren, 17 de noviembre de 1928]

Clementina: 

Déjeme no escríbirle de mí todavía. Quisiera haberme muerto. No pude y me duele esconderme de usted, no mereciendo yo su recuerdo, por toda la vida. Usted sabe que me molestan las palabras demasiado solemnes: diría sin embargo amor a usted, degarrándome, "por siempre jamás". El viento me ganó. Y no puedo culparla, y sí a mi debilidad. Aunque usted no se hubiera casado conmigo, debía yo de haber sido inteligente.  Y no lo he sido y no la merezco mía y la vergüenza me va a matar. Antes lo decía exagerando, y ahora en realidad justa. No merezco amarla. No sueño ya que me ame. La adoro. Mi vida está llena de usted. Estoy a punto de llorar y me indigna que eso me la hará más imposible. A nadie le escribo porque nadie me importa. Tampoco tengo interés en mí. Me odio de débil. Me odio. La adoro. Llevo una vida imbécil. No puedo escribir porque nada me mueve a hacerlo. Todo, menos mi amor a usted, es en vano. Le mando la carta de Araceli. Devuélvamela después de leerla y que nunca llegue a saberlo. Dígale si se ofrece que un día le contestaré ¿Qué temía usted que me hubiera contado? Ya ve qué inocente. La adora, Clementina...

-Gilberto.-