domingo, 17 de abril de 2016

Canción de amor de J. Alfred Prufrock (Fragmento)


Pero, aunque he llorado y apresurado, llorado y orado,
aunque he visto mi cabeza (haciéndose ligeramente calva)
traída en una bandeja,
no soy profeta y aquí no hay gran asunto;
he visto el momento de mi grandeza vacilar,
y he visto el eterno lacayo agarrar mi abrigo y reír disimuladamente,
y en pocas palabras, tuve miedo.

Y hubiese valido la pena, después de todo, 
después de las tazas, la mermelada, el té,
entre porcelana, entre alguna conversación entre tú y yo,
hubiese valido la pena,
haber mordido el asunto con una sonrisa,
haber comprimido el universo en una bola
y hacerla rodar hacia alguna pregunta abrumadora.
Decir: "Soy Lázaro, vengo de los muertos,
vengo a decirte todo, todo te lo diré".
Si uno, poniéndose una almohada en su cabeza,
dijese: "Eso no es lo que quise decir, no del todo,
no es esto de ninguna manera." 

Y hubiese valido la pena después de todo,
hubiese valido la pena mientras tanto,
después de las puestas de sol y los patios y las calles lloviznadas,
después de las novelas, después de las tazas de té, después de las faldas que se arrastran a lo largo del suelo
¿Y esto y tanto más?
Es imposible decir lo que quiero decir.

-Poema de T.S. Eliot e ilustración de Julian Peters.

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