miércoles, 10 de diciembre de 2008

Un mea culpa más

Debo decir que un sentimiento de ser irresponsable me ha invadido en los últimos días, la pereza más fuerte que jamás hubiera sentido. Podría achacarle todo a la carrera de Derecho como siempre, pero es mejor hacerse cargo de las culpas propias. Cuando inicié la carrera de Derecho me dedicaba completamente a estudiar y llevaba una vida practicamente monástica ( mi abuela me decía que iba a quedar loco con seis horas de estudio en una carrera que no valía ese esfuerzo), con el paso del tiempo me decepcioné y poco a poco el nivel fue bajando, mis notas se fueron hasta el suelo; porque en verdad no amaba lo que hacía y a eso le debo el horroroso índice de 76% que arrastro. Lo malo es que ese Karma siento que me persigue hasta hoy ¿por qué? no debería ser así, amo mi carrera y me impulsa ante todo el deseo de obtener un conocimiento, más que lograr un título; pero la verdad me he vuelto un irresponsable.
Para muestra sólo debería narrar lo que me paso ayer: Tenía que presentar un trabajo a las seis, y había quedado con la compañera que hice el informe de mirarnos a las tres de la tarde; porque ella quería que le explicara la pronunciación de unos nombres franceses, además de probar el equipo antes de exponer nuestro trabajo. Sin embargo mi primo salió y no tiene llave de la casa, por lo que tenía que esperarlo, él regresaba a las tres y comencé a alistarme a las 2:00 p.m. Lo que me lleva a mi primer dilema ¿debí haber dejado a mi primo afuera de la casa toda la tarde y salir corriendo para llegar a las tres? pude haberle dejado las llaves a un vecino; pero soy muy desconfiado. Para colmo de males cuando me empiezo a alistar todo falla, ya hace mucho que se arruinó la ducha y, como tengo gripe, debo calentar agua en la estufa; pero la estufa no sirve y me enfrasco en una lucha mortal para que caliente. Este es el segundo dilema ¿Debí haberme bañado con agua helada? la última vez que hice eso con gripe se me desarrollo una tos que casi me mata. Mi primo llega a las 3: 00 p.m y todavía no estoy listo, salgo a las 3 y 30 de mi casa, voy a imprimir los folletos para los compañeros y a sacar las copias ¡Pero había olvidado ir al banco para sacar el dinero que necesitan mis hermanas! ni modo, corro al cajero automático más cercano y mis padres no han mandado nada, aprovecho retirar algo de dinero por las dudas y tomo un taxi; el tráfico es horrible y me lleva una hora diez minutos llegar a la UNAH. Son las cinco de la tarde y alguien me dice que mi amiga tiene ganas de matarme; pues el equipo no aceptaba el formato de su USB para la exposición y tuvo que ir a su casa a cambiarlo porque la misma USB se arruinó. A partir de aquí trato de contactarla como puedo y descubro que los teléfonos del CB están todos en mal estado. Me quiero morir de la vergüenza; pero no queda más que entrar a la clase de las cinco (Teoría de la literatura) y esperar a que ella regrese. Evidentemente cuando regresa quiere asesinarme y me dice que nunca me perdonará lo que he hecho. A las seis hacemos la exposición y las maestra nos felicita, nos dice que nuestro trabajo es un modelo que todos deberían seguir y que piensa agregarlo al archivo de la clase. luego, ya más calmados hablamos y yo acepto toda mi culpa, ella me dice que debí anteponer mi trabajo. Tiene razón.
¿Por qué lo hice? Debí darle prioridad a mi trabajo y olvidarme de lo demás, llegar a las 3:00 p.m en punto, lloviera, tronara o relampagueara; si ya lo había dicho y sobre todo no confiarme a la hora de la salida. Mi amiga es una de las pocas personas responsables que he conocido y de verdad da gusto trabajar con ella. En el colegio y en la carrera de Derecho los grupos eran un dolor de cabeza para mí, por ello prefería trabajar solo, nunca me gustó andar jalando la gente para hacer "x" trabajo y mucho menos tener que andar llamando a sus casas cuando no llegaban a reunirse. Ella es todo lo contrario y por eso le doy la razón.
De esta experiencia saco tres cosas: Primero, debo volver a esa disciplina que me caracterizó en el inicio de la universidad; pues he cogido las mismas malas mañas del colegio. A veces hago otras cosas cuando debería concentrarme en lo que realmente importa o dejo todo para última hora y aunque la carrera de letras me paresca del todo accesible no debo olvidar que sólo con un gran esfuerzo lograré disfrutarla a plenitud y salir avante, no como uno más. Lo segundo, es que debo borrar cada una de las distracciones y tener fuerza de voluntad, por ejemplo el Internet me consume mucho tiempo en el que podría estar leyendo (el año pasado me leía cuatro libros por mes y en éste si me me leído uno por mes, sin que me lo pidan en clase, ya es es un logro) por ellos sólo dejaré las dos cuentas de correo que necesito, no volveré a chatear y me conectaré sólo cuando falte una hora para irme a dormir (porque mi cuerpo es como un reloj suizo que se cae de sueño cuando dan las doce). Tercero, no puedo olvidar lo que prometo; si digo, a mí mismo u otra persona, que debo hacer algo cierto día, pues suceda lo que suceda deberé hacerlo.
Me da lástima por mi amiga y me da pena lo irresponsable que fui, las promesas no resuelven nada y espero continuar trabajando con ella como siempre lo hemos hecho.

2 comentarios:

marcela dijo...

Pucha y ahora que ya te tenía en la lista del msn!!
Pero te entiendo, la verdad es que admiro que después de haberte dedicado a una carrera hayas tenido la voluntad para empezar otra. Sobretodo en estos días de entregas y trabajos siento que no me van a quedar energías para estudiar otra cosa, pero no es justo que por hacer lo urgente no me quede tiempo para lo importante -como diría Mafalda.

Uva - Uva dijo...

Me pasa algo parecido viejo. Hay que recuperar el entusiasmo.