martes, 27 de enero de 2009

El proceso de la Corte Suprema

Esta semana culminó un proceso que observé con cuidado y expectativa: la elección de los nuevos magistrados de la Corte Suprema de Justicia. Mire como, uno a uno, los aspirantes fueron cuestionados públicamente sobre sus intereses para ocupar tal puesto, los integrantes de la junta incluso tuvieron disputas entre ellos y eso me confirma que también allí estuvo uno que otro infiltrado con el fin de lograr que un partidista fuera electo como candidato.
Siempre he considerado que el mayor problema que agobia este país y la raíz de todos sus males, es el partidismo y el egoísmo; de allí derivan buena problemas del estado. Generalmente se culpa a los políticos y se utilizan frases como "la politización del estado es el problema" término incorrecto, ya que de entrada el estado es un ente político ( Del griego politikós: ciudadano, civil, relativo al ordenamiento de la ciudad o polis) y por tanto todo ciudadano como persona natural es un sujeto político y de política. Yo prefiero emplear el término partidismo para aludir a todos esos comportamientos tendientes, con el apoyo de la clase dirigente cual "circo y pan para el pueblo", a dividir en intereses en dos partidos que en realidad actúan como uno no solo cuando hay intereses de carácter nacional, cayendo en lo que en Ciencia Políticas se conoce como dictadura técnica.
Una Corte Suprema independiente es vital para una democracia, ella está más allá de los partidos políticos; aunque el ideal es que también el estado como asociación humana debe estar más allá de los partidos políticos. Ella permitirá sanear el sistema judicial y revalorizar una parte de que se dirigía de hecho y no por Derecho ¿Veremos al fin que no se necesita una llamada a un magistrado de su partido para solucionar un caso? Durante mi práctica profesional pública pude darme cuenta que la corte era un ente atrofiado por la burocracia ¿Serán expeditos los juicios ahora, sin la traba del "amigo político"? porque ya se había vuelto común que los acusados de corrupción esperancen hasta que su partido llegase a dominar la mayoría simple en la corte para dilucidar sus problemas con la ley. Éstas y otras interrogantes mías son las que me mantienen con el interés de ver qué pasará ahora; pero sin caer en la esperanza, sólo en la simple espera.
De una u otra forma, el sólo hecho de que los partidistas metieran un poco menos sus manos en el proceso, es una victoria; aunque al final , no nos engañemos ellos eligieron a los más cercanos a sus posiciones, es decir de lo que para ellos era lo peor buscaron lo mejor. Tomemos en cuenta que ellos dominan los medios de comunicación y educación, cuyo sistema es un juego de palabras orwellianas: La comunicación es incomunicación y la ignorancia es educación; así que veo positivo que por lo menos esta vez haya habido pequeños actos de resistencia.
Como profesional del Derecho no puedo menos que esperar se perfeccione el sistema y ojalá algún día llegue el verdadero partido de oposición para que se termine el dominio de estos dos dinosaurios políticos que existen: Partido liberal y Partido Nacional.

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